BID apoya que FMI se convierta en prestamista mundial de última instancia

"En los períodos de falta extrema de liquidez en el mercado internacional de capitales, el hecho de tener acceso a recursos de emergencia es algo sumamente valioso", indicó el vicepresidente de Sectores y Conocimiento del BID, Santiago Levy.

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Reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo en Quintana Roo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) afirmó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debería convertirse, en casos de crisis, en un prestamista mundial de última instancia para los países emergentes, y así asegurar que las naciones solventes no padezcan dificultades.

En un estudio difundido en el marco de la Asamblea Anual del BID, que se celebra en la ciudad mexicana de Cancún, el banco concluye que "la disposición de la comunidad internacional a proporcionar préstamos de emergencia" durante la crisis de 2009 jugó "un papel importante en la prevención del contagio financiero" en Latinoamérica.

Por esta razón, la investigación, titulada "Las secuelas de la crisis: Lecciones de política y desafíos próximos para América Latina y el Caribe", plantea que "a fin de evitar futuras crisis financieras, las economías emergentes necesitan contar en el futuro con un prestamista internacional que funcione como un mecanismo financiero de última instancia".

No se trata de crear un banco central del mundo, en la medida en que el BID no plantea que ese organismo emita moneda alguna, sino de estructurar una entidad que brinde "el apoyo necesario para satisfacer las obligaciones financieras a corto plazo de un país".

"En los períodos de falta extrema de liquidez en el mercado internacional de capitales, el hecho de tener acceso a recursos de emergencia es algo sumamente valioso", indicó el vicepresidente de Sectores y Conocimiento del BID, Santiago Levy, quien participó en el estudio.

"A diferencia de otras crisis anteriores, en esta ocasión la comunidad financiera internacional mostró desde el principio una predisposición a prestar ayuda a los mercados emergentes de una forma oportuna, incondicional, preventiva y considerable", agrega el análisis.

Según el BID, la disponibilidad internacional de recursos durante la crisis afectó positivamente "las percepciones del mercado sobre la capacidad de los países para superarla", lo que "ayudó a aliviar las preocupaciones de los inversores", prevenir que se "dispararan los diferenciales de los bonos" y evitar "graves contracciones económicas en muchos países".

A juicio del BID, para que un mecanismo de esa naturaleza funcione, solo los gobiernos que sigan "políticas monetarias, fiscales y cambiarias acertadas" deberán ser "preaprobados para poder retirar fondos".

"El FMI es la institución mejor ubicada para administrar ese mecanismo", puntualiza el texto.

El BID considera que la línea de crédito flexible que lanzó el FMI en abril de 2009, para ayudar de manera "incondicional y a plazos más largos" a los países con políticas adecuadas que enfrentaron restricciones de liquidez durante la crisis, es un "gran paso" hacia el establecimiento de un mecanismo como el que propone.

Países como México se han beneficiado de esa línea de crédito especial del FMI.

Sin embargo, el BID advierte que la financiación a largo plazo de una iniciativa de ese estilo debe estar garantizada, para reducir la tentación de los países de continuar acumulando reservas internacionales.