A diferencia de quienes dicen sentirse en el “ombligo” del Mundo, quien está en la línea ecuatorial puede comprobarlo con tecnología satelital, con apenas unos metros de diferencia de la que geofísicos franceses determinaron hace casi tres siglos y a partir de la cual se trazaron los meridianos y paralelos terráqueos.
La foto más deseada es la que capta al visitante con un pie en cada hemisferio, y de fondo el monumento basáltico de 30 metros de altura, erigido en 1982 y coronado con el globo terráqueo.
Y es que precisamente la franja amarilla trazada de Este a Oeste constituye para los turistas la mejor evidencia de estar en el límite entre los hemisferios Norte y Sur, más allá de que la duración del día y de la noche sea exactamente igual.
Además, en la línea equinoccial el peso corporal es un kilogramo inferior al que se obtiene en cualquier otro punto geográfico del planeta, fenómeno nada perceptible, aunque muy deseado por todos, que se explica por la menor fuerza gravitacional al estar más alejado del centro de la Tierra.
Subir al mirador en lo alto del monumento da la posibilidad de apreciar la naturaleza circundante y el Cerro Catequilla, donde para muchos en verdad se ubica la Mitad del Mundo, y como prueba señalan la existencia del templo preincaica de adoración a la Luna.
Vecino a la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el pasillo de ingreso está custodiado por monumentos a los integrantes de la Primera Misión Geodésica que en 1736 se aventuró para ubicar el límite equinoccial.
Pabellones dedicados a diversos países, un planetario, locales de artesanía y comida típica son complemento en las visitas al parque que ofrece atardeceres espectaculares.
Para quienes prefieren la lectura, la sede de Unasur cuenta con una biblioteca abierta a todos los infantes, que además resguarda todas las obras del Nobel colombiano Gabriel García Márquez.
En la línea equinoccial se ubican siete países de África: Santo Tomé y Príncipe, Gabón, República del Congo, República Democrática del Congo, Uganda, Kenia y Somalia; dos asiáticos: Maldivas e Indonesia; un oceánico: Kiribatí; y tres de América: Colombia, Brasil y Ecuador, aunque sólo éste último potencializa esa posición geográfica, le dedica una ciudad turística y un monumento al trazo de los hemisferios.