En la conferencia de prensa, el comisionado de policía Keechant Sewell aseguró que el difunto, Rameek Smith, era “un criminal peligroso que no debería haber estado en las calles de El Bronx ni en ningún otro lugar”.
Tras el intercambio de disparos, la Policía encontró junto al hombre de 25 años un arma de 9 milímetros.
Smith, que murió por un disparo en la cabeza, iba a ser juzgado próximamente por llevar un arma de fuego, ya que el pasado diciembre se había declarado culpable.
No era su primer incidente con la justicia: en 2016 fue condenado por robo y fue condenado a cinco años de libertad provisional, de acuerdo con las autoridades.
El agente Dennis Vargas fue dado de alta tras pasar un par de horas en el hospital y a la salida del centro de salud fue aclamado con aplausos de sus compañeros.
Este tiroteo se suma a una serie de ataques contra agentes de policía que han puesto a prueba al alcalde de Nueva York, Eric Adams.
El alcalde, un excapitán de policía que prometió durante su candidatura a alcalde reforzar la seguridad pública tras el aumento de delitos durante la pandemia, calificó en una rueda de prensa el caso de Smith como un excelente ejemplo de por qué está presionando por reformas para erradicar las armas en la Gran Manzana, y dijo que en lo que va de año la ciudad ha retirado 2,600 armas de fuego de sus calles.
“En circunstancias normales veríamos una disminución del crimen en la ciudad, pero los mismos criminales siguen saliendo a nuestras calles cometiendo violencia una y otra vez. La ciudad merece algo mejor”, dijo Adams.