La colección, que ya se presentó en un desfile durante la semana de la moda en Madrid, destaca por una "mezcla explosiva, muy a lo Teresa Helbig" de bordados, tules de seda y cuero desgastado, como explicó la propia Helbig en el pop-up, que tuvo lugar en la zona de Hudson Yards (oeste de Manhattan), una de las zonas rehabilitadas más en boga en Nueva York.
"Esto es un sueño hecho realidad. Tenemos muchas clientas neoyorquinas que vienen a visitarnos al showroom de Barcelona y que valoran mucho la tradición artesanal que tenemos en Europa, con bordados y tejidos muy trabajados", contó la diseñadora.
A través de las prendas, Helbig cuenta historias de mujeres "auténticas, reivindicativas y con una mirada única", como en el caso de dos vestidos que narran cómo una mujer huye de París a Texas para construirse a sí misma.
En la presentación, Helbig insistió en el estilo artesanal de sus prendas, defendió la moda ética y aseguró que su marca es "una empresa familiar", que empezó sólo con dos personas (ella y su madre) y a la que ahora pertenecen 25 trabajadores que cosen y hacen patrones con mimo y dedicación.