Durante la presentación del informe anual "El Estado mundial de la agricultura y la alimentación 2013 (SOFA)" realizada por la FAO en su sede en Roma, su director general, el brasileño José Graziano da Silva, instó a través de un vídeo mensaje a "luchar por la erradicación del hambre y la malnutrición".
"En la lucha por la malnutrición es necesario coordinar el acciones en el ámbito de salud, sanidad, educación, igualdad de género, medioambiente sostenible y protección social. Para ello es necesaria una gran implicación por parte de las instituciones y gobiernos", afirmó Graziano da Silva.
Según los cálculos de la FAO, el coste de la malnutrición en sus diferentes formas -desnutrición, carencia de nutrientes, sobrepeso y obesidad- podría alcanzar hasta un 5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial o lo que es lo mismo, 3.5 billones de billones de dólares, equivalentes a 500 dólares por persona.
"Es un coste que no nos podemos permitir", destacó la editora del informe, Terri Raney.
Para combatir este problema, el cual está presente en casi todos los países del mundo, el informe de la FAO insiste en la necesidad de alcanzar un mejor sistema alimentario que permita que los alimentos sean más "asequibles, variados y nutritivos".
"Una buena nutrición depende de una dieta sana, y ésta, a su vez, depende de un sistema alimentario seguro en el que se tengan en cuenta las diferente partes de la cadena alimentaria", explicó el director de la División de Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO, Kostas Stamoulis.
El informe realizado por el organismo de la ONU recomienda además el uso de políticas, inversiones e investigaciones agrícola que permitan aumentar la productividad; la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos; la mejora del rendimiento nutricional de las cadenas de suministro, así como el aumento de la calidad nutricional de los alimentos mediante su enriquecimiento.
Kostas Stamoulis indicó que para hacer frente a la malnutrición son necesarias, también, medidas integradas e intervenciones complementarias en materia de sanidad pública, educación y ámbitos de políticas más amplios, respaldadas, siempre, por un apoyo político a alto nivel que permita la coordinación y la promoción necesaria entre los diferentes sectores y dentro de ellos.
En este sentido, el documento habla de una "mejor gobernanza de los sistemas alimentarios en todos los niveles para construir una visión común que permita respaldar políticas basadas en datos fehacientes y promover una coordinación y colaboración efectiva a través de medidas multisectoriales".
"El problema de la malnutrición es un problema muy complejo, por lo que se debe trabajar de manera más compleja a nivel institucional", afirmó.
El documento también insiste en la necesidad de dar a las mujeres un mayor control sobre los recursos y los ingresos al considerar que benefician su salud y a la de sus hijos.
La FAO estima que en el mundo hay 2,000 millones de personas que sufren una o más deficiencias de micronutrientes, 1,400 millones que tienen sobrepeso, de los que 500 millones sufren obesidad, mientras que el 26 por ciento de niños menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento.
"Casi todos los países del mundo sufren malnutrición en algunas de sus formas (excepto 15 países). Algunos, incluso, sufren diversos tipo de malnutrición", subrayó Stamoulis, quien precisó que no existe un único modelo para acabar con la malnutrición, sino que hay que adoptar "medidas específicas para cada contexto".
Según la FAO, mientras la carga social debido a la malnutrición infantil y materna ha disminuido casi a la mitad durante los dos últimos decenios, el costo social debido al sobrepeso y obesidad se ha duplicado.
No obstante, advirtió que la desnutrición y la carencia de nutrientes continúan siendo el mayor problema, por lo que deben, por consecuencia, seguir siendo la máxima prioridad de la comunidad mundial en materia de nutrición en el futuro inmediato.EFE