Bielorrusia, la última economía planificada de Europa, creció un 7.6 por ciento en 2010, anunció el Comité Nacional de Estadísticas bielorruso.
La producción industrial se incrementó el pasado año en un 11.3 por ciento y la agrícola en un 2 por ciento, según la agencia oficial Belta.
El PIB de Bielorrusia, una de los pocos países que resistió sin contracciones en su economía los embates de la crisis financiera, creció un 0.2 por ciento en 2009 y un 10.2 por ciento en 2008.
Bielorrusia, cuyo autoritario presidente, Alexandr Lukashenko, se resiste en privatizar los monopolios estatales, ha solicitado en los últimos dos años préstamos a Moscú, la Unión Europea y a Venezuela, además de al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM).
La economía bielorrusa sufrió un duro golpe cuando Rusia dejó de subsidiar en 2007 su economía con tarifas de gas muy por debajo de los precios del mercado.
No obstante, tras comprometerse en diciembre a integrar una Unión Aduanera con Rusia y Kazajistán, Moscú ha accedido a suministrarle petróleo sin cobrarle aranceles y podría reanudar las exportaciones la próxima semana.
Bielorrusia ha diversificado en los últimos años sus fuentes de energía al sellar acuerdos con Venezuela, que suministrará a Minsk 10 millones de toneladas de crudo anuales en el próximo trienio, e Irán.
El modelo económico bielorruso está basado en el rígido control de la economía por el Estado y el sistema de granjas estatales y colectivas.