Sólo quedan unas 40 orcas ibéricas asesinas y sus embates con el timón de las naves, cada vez más frecuentes e intensos, no son una agresión sino un juego rudo, después de haber sufrido el acoso de la flota pesquera, explicó este martes a EFE la bióloga marina Naomi Rose, del Instituto de Bienestar Animal.