Las granuladas cintas grabadas el siglo pasado le recuerdan en blanco y negro, con los brazos extendidos como alambres y sudando, cigarrillo en boca, en un escenario donde se desempeña con teatralidad y mastica cada palabra que escupe en canciones como "Ne me quitte pas" o "Amsterdam".
La sed de aventuras de Jaques Brel
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