Al dolor y el impacto de la noticia siguen la desesperación y la ira. Los familiares de las 298 víctimas mortales se preguntaban hoy, cuatro días después del devastador siniestro del vuelo MH17, cuándo podrán recuperar a sus seres queridos.
En Holanda, de donde eran 193 de las víctimas, impera la consternación y la impotencia. "Sr. Putin traiga a mis hijos a casa", imploró ante las cámaras de televisión holandesa Silene Frederiksz, que perdió a su hijo de 23 años Bryce, y a la novia de éste, Daisy. Ambos se dirigían a Bali de vacaciones. Esta madre de Rotterdam apeló directamente al presidente ruso, Vladimir Putin.
Tan sólo imaginarse que los restos mortales de sus seres queridos están tirados por algún de sitio, que los cambian de lugar sin contemplaciones resulta insoportable para ella. "Es una falta de respeto. No tengo palabras", dijo.
Las imágenes de insurgentes saqueando el lugar, pero también de periodistas que registran en las maletas de los muertos han causado una gran indignación también a Ruud Lahaye, de Maastricht. Él perdió a su hermano John (de 54 años) y su novia Lilian. "Aquí no podemos hacer absolutamente nada. Tardarán al menos seis semanas antes de que regresen. Entonces podremos pensar en el entierro o en una ceremonia de despedida".
Además, de repente ven como sus hijos, sus padres o sus amigos son víctimas de una guerra que libra a miles de kilómetros. Hans de Borst, padre de la estudiante de 17 años Elsemiek, escribió una emotiva carta a Putin, el gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos: "Gracias por asesinar a mi única y querida hija. De repente ya no está aquí. Le han disparado en el aire. En un país lejano donde hay una guerra".
Los familiares de la décima víctima británica expresan asimismo sentimientos similares: "¿Pero qué demonios está sucediendo allí? Que los rebeldes se hayan llevado los cadáveres me da miedo", dijo al "Daily Telegraph" Hugo Hoare, cuyo hermano viajaba en el fatídico vuelo. "Lo primero que me vino en mente fue y qué pasaría si quieren utilizarlo como medio de presión en las negociaciones?", señaló.
Barry Sweeney, cuyo hijo de 28 años se dirigía a Nueva Zelanda para asistir a los partidos previos de su amado club de fútbol Newcastle United, señaló al "Daily Mirror": "Las informaciones sobre lo que allí pasa me pone enfermo. Tan sólo quiero que me devuelvan a mi Liam". Lo más difícil de soportar son las imágenes con las bolsas de cadáveres. "Pero confío en que Liam esté en una de ellas", apostilló.
Lo que están pasando familiares y amigos es indescriptible, explicaron los psicólogos en la radio holandesa. Mientras no regresen sus seres queridos, no podrán comenzar con el proceso del duelo. "Las disputas con los cadáveres no ayudan y es profundamente irrespetuoso", dijo Harry Crielaars, de ayuda a las víctimas, en declaraciones a la radio del país europeo. Definitivamente, concluyó, para superar la pérdida es necesario una explicación completa, sin sombras.
Sin embargo la investigación de las causas del siniestro están avivando el conflicto internacional. Muchos temen que el aspecto humano se convierta en secundario.
Por otra parte, los diarios publican fotos de las víctimas y hay muestras públicas de condolencias, como el encuentro que protagonizaron hoy los reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y su esposa Máxima, con los familiares de las víctimas.
El diario "De Volkskrant" publicó hoy un mail y una foto: un "selfie" que una sonriente pareja se hizo poco antes de despegar de Ámsterdam. A Karlijn Keijzer (de 25 años) y su novio Laurens van der Graaf (de 30) se les ve felices por sus vacaciones en Indonesia. "Lo único que les pido es que muestren a Holanda y al mundo el dolor que yo, mi otra hermana y mis padres estamos sufriendo. Este es el dolor de cientos de holandeses", escribe Rutger, el hermano de Karlijn, en el diario. (DPA)