Esta inyección de liquidez se considera clave por las autoridades lusas para que Portugal sea capaz de cumplir con sus compromisos financieros del próximo mes de junio, cuando también celebra elecciones para elegir a su próximo primer ministro.
Lisboa recibió esta semana 6,100 millones de euros procedentes íntegramente del FMI y está previsto que entren en sus arcas 1,750 millones de euros más a través del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera el próximo martes.
Sólo un día después, el 1 de junio, se espera que estén disponibles otros 4,750 millones de euros procedentes de Bruselas, que ayer mismo subastó en el mercado obligaciones a cinco años por ese valor para financiar la ayuda lusa.
De esta forma, en una semana Portugal habrá recibido 12,600 millones de euros, un 16 por ciento del montante total que acabará por percibir a lo largo de los próximos tres años.
La ayuda ha comenzado a concretarse tan sólo veinte días después de que se firmara el memorando de entendimiento entre las autoridades lusas, Bruselas y el FMI con las condiciones que debe cumplir Portugal, que incluyen privatizaciones, recortes del gasto público y reformas del mercado laboral.
La rápida llegada de los fondos procedentes del rescate se ha convertido en una cuestión crucial para el país debido a la obligación de hacer frente a una serie de compromisos financieros en junio -entre ellos el vencimiento de varias líneas de deuda pública-, tal y como admitió el propio ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos.
En el primer trimestre del año, Portugal pagó cerca de 10,000 millones de euros para devolver a los inversores -con los correspondientes intereses- su inversión en bonos lusos, y se estima que hasta que acabe 2011 deberá abonar otros 30,000 millones de euros por este concepto.
La ayuda externa se ha convertido en el centro de la campaña electoral lusa de cara a las elecciones legislativas del próximo 5 de junio, y los líderes de los principales partidos discuten todavía quién debe asumir la responsabilidad del rescate.
La campaña, que comenzó el pasado domingo y que concluye el viernes 3 de junio, se ha caracterizado por un bajo perfil publicitario, en consonancia con la crisis, y una ausencia de propuestas de gobierno significativas.
Las condiciones pactadas con Bruselas y el FMI a cambio de su ayuda restringirán considerablemente el margen de maniobra del próximo Ejecutivo y obligarán a Portugal a afrontar duras y profundas reformas para reflotar su economía.