Rescatan entierros prehispánicos en el DF

En terrenos de una planta farmacéutica, ubicada en la delegación Miguel Hidalgo, especialistas INAH recuperaron dos entierros humanos de más de 500 años de antigüedad.

Etiquetas: 

00063721-original.jpeg

Entierros prehispánicos de los siglos XIV al XVI

Ante el potencial del área, próximamente se hará un salvamento arqueológico que permitirá ampliar el conocimiento sobre los asentamientos precolombinos en la Cuenca de México

En terrenos de una planta farmacéutica, ubicada en la delegación Miguel Hidalgo, de la Ciudad de México, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) recuperaron dos entierros de más de 500 años de antigüedad, así como restos cerámicos. Ante la posibilidad de que en el área se hallen más elementos prehispánicos, la dependencia elaboró un proyecto de salvamento arqueológico próximo a emprenderse en el lugar.

Las excavaciones en la unidad Cervantes Saavedra de la empresa Bayer de México, representarán una oportunidad única para el conocimiento sobre los asentamientos precolombinos al poniente de la Cuenca de México, zona que en aquella época debió estar fuertemente poblada dada la fertilidad de sus suelos, informó la arqueóloga Janis Rojas Gaytán.

Los hallazgos en el predio de la farmacéutica, en la Colonia Granada, se registraron luego de que trabajadores cavaran una zanja de 80 cm de ancho, 10 m de largo y 2 m de profundidad, en el terreno donde se construirá un edificio corporativo.

Estos descubrimientos fueron dados a conocer de manera responsable por parte de la empresa al INAH, lo que permitió que el hallazgo fuera atendido por personal de las direcciones de Salvamento Arqueológico y de Antropología Física, el cual procedió, como una primera acción, al rescate de las osamentas y restos de cerámica, entre octubre y noviembre pasados.

De acuerdo con el análisis de los materiales cerámicos, realizado por la arqueóloga Janis Rojas, éstos consisten principalmente en fragmentos de jarras, cajetes y molcajetes, entre otros, y corresponden a una secuencia de ocupación que abarca del periodo Preclásico (1200-400 a.C.) hasta el Posclásico Tardío (1350-1519 d.C.).

Esta secuencia, sin embargo, muestra dos periodos de ocupación importantes en esa área, la primera durante el Epiclásico (650-900 d.C.) y el segundo durante el Posclásico Tardío.

Los estudios preliminares de expertos de la Dirección de Antropología Física del INAH, aplicados al par de osamentas descubiertas, señalan que datarían de este último periodo, el Posclásico Tardío. Los esqueletos se localizaron dispuestos en posición fetal dentro de una fosa, y corresponden a un individuo masculino y otro femenino, ambos adultos, que al momento de fallecer tenían 40 a 45 y 20 años de edad, respectivamente.

Dentro de la misma fosa se hallaron tres malacates pequeños (instrumentos para hilar) y una vasija que debieron ser depositados junto a los cuerpos inertes, a modo de ofrenda.

“Los tiestos cerámicos corresponden básicamente a los periodos Epiclásico (30%) y al Posclásico Tardío (70%). Para depositar a los individuos se removió la tierra y después se cubrió la fosa con la misma. Entonces, los restos de cerámica —aunque se les considera relleno—, señalan que el área ya estaba habitada”, indicó Janis Rojas.

Abundó que la acumulación de fragmentos cerámicos estaba inmediata al contexto funerario y por sus características, es posible que en este espacio se realizaran rituales.

Buena parte de los tiestos de jarras, cajetes y molcajetes, poseen pigmento rojo o son policromos, hay figurillas que representan tanto a deidades protectoras de los hogares, como las Cihuateteo, como a guerreros y animales que cumplían una función de acompañantes en la muerte, como los perros, o bien que representaban a dioses, caso de un mono que alude a Ehécatl-Quetzalcóatl. Además se recuperaron navajillas prismáticas de obsidiana verde.

Para la arqueóloga Janis Rojas, el salvamento arqueológico a efectuar en terrenos de la empresa Bayer de México (la cual ha brindado todas las facilidades para las labores arqueológicas), y que implicará excavaciones sistemáticas, será de suma importancia para comprender un poco más sobre la conformación cultural de la Cuenca de México en la época prehispánica.

“Poco a pocos vamos uniendo las piezas de un rompecabezas, y entre más vestigios obtengamos más comprensión de la imagen del pasado tendremos. Se trata de información que, desafortunadamente, ante el crecimiento de la mancha urbana de la capital y las constantes edificaciones, se va perdiendo rápidamente y solo es posible recuperarla a través de rescates y salvamentos, en los que la colaboración de las empresas constructoras es fundamental”.

En ese sentido, destacó que la superficie que hoy ocupa la colonia Granada, en la delegación Miguel Hidalgo, y otras más del poniente de la Ciudad de México, conformaban una llanura aluvial, de modo que sus tierras eran fértiles por los sedimentos arrojados por el agua de lluvia que bajaba de la Sierra de las Cruces y las corrientes del Lago de Texcoco.

“Los pobladores de los asentamientos que se hallaban en esta zona eran privilegiados porque tenían tierras ricas para sembrar, podían pescar en el lago, y obtenían agua de los ríos San Joaquín y de los Morales. Además, el bosque les proporcionaba recursos como la madera, así como para la recolección y la caza”, dijo la también profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Finalmente, la arqueóloga Janis Rojas refirió que aunque pocos, otros salvamentos realizados en inmediaciones de la colonia Granada, han arrojado incluso testimonios más antiguos, como el hallazgo —hace un par de años— de una defensa (colmillo) de mamut en la calle Lago Alberto. Por lo anterior no se descarta que en la próxima labor arqueológica se puedan rescatar restos de fauna del Pleistoceno, que datan de hace 100,000 años, aproximadamente.