Esculturas al estilo Gaudí y un hórreo vanguardista colorean la bulliciosa City de Londres

Con esculturas inspiradas en Gaudí, un hórreo vanguardista o un rincón del beso "queer", el arte moderno se abre paso entre los rascacielos del distrito financiero de Londres en la decimotercera edición de la iniciativa cultural 'Sculptures in the City', que comienza esta semana.

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Las calles de la antigua 'Londinium' romana se convertirán en un museo al aire libre durante todo el año gracias a las 17 obras -diez de ellas, nuevas- de artistas contemporáneos como el venezolano Arturo Herrera, junto a Richard Mackness, Maya Rose Edwards o Clare Burnett, que invitan a desconectar del ritmo frenético de ese rincón de la ciudad para disfrutar del arte.

Los ruidos de las obras constantes y las sirenas de las ambulancias en la City, el corazón de las finanzas británicas, obligan a la directora artística de 'Sculptures in the City' (Esculturas en la City), Stella Ioannou, a interrumpir su discurso en varias ocasiones, mientras explica a la prensa que esta iniciativa, presente desde 2011, ya dio salida a 162 esculturas de 137 artistas y solo el año pasado recibió más de 423 solicitudes para participar.

Asimismo, Ioannou destaca que no hay una temática común entre las propuestas artísticas seleccionadas, con voces "cada vez más jóvenes y diversas", más allá de "animar la City de Londres y convertir la zona en un lugar más acogedor" al integrarse dentro del ambiente y crecer orgánicamente en él.

Un ejemplo son los 'Centinelas Secretos', de la artista Chloe Burnett, tres coloridas figuras abstractas dispuestas en fila que, según explica a EFE, están inspiradas por los 'trencadís' del arquitecto catalán Antonio Gaudí y por los pináculos de la Sagrada Familia de Barcelona. "Aprendí cómo colocaba él las teselas después de ver muchos vídeos", narra.

Con esta obra, Burnett pretende reflexionar sobre el equilibrio entre "privacidad y vigilancia" en una ciudad que, según dice, tiene una de las mayores redes de circuito cerrado de Europa: "Hay cámaras en todas partes, no solo en nuestros teléfonos, sino en cada edificio. Puedes ser monitorizado en cualquier lugar".

Con el mítico rascacielos conocido como 'The Gherkin' (El Pepinillo) de fondo, se erige 'El Granero' de Jesse Pollock, una estructura metálica en tonos rojos y naranjas que recuerda a los hórreos tradicionales de la campiña inglesa o de las aldeas gallegas, pero reinventada al más puro estilo Jeff Koons, que inevitablemente eclipsa a los edificios de oficinas grises que lo rodean.

Precisamente, Ioannou asegura que, debido a la gran actividad subterránea de la capital británica, existen "muchas dificultades" a la hora de instalar piezas muy pesadas en las plazas, por lo que también están en "constante contacto" con las promotoras de los edificios y las empresas, para lograr que les cedan sus espacios.

Por este motivo, obras como el 'Untitled' (Sin título) del venezolano Arturo Herrera se exponen desde las alturas, en un "interesante diálogo" perpendicular con el 'Caucus' de Samuel Ross, una estructura en forma de banco que reivindica la "importancia de los espacios públicos" y la relación entre el espectador y la obra.

Junto a la mayoría de las piezas de la muestra hay un cartel que pide a los viandantes que no se suban a la peana de la escultura, pero en la 'Puerta del Beso' de la artista queer Maya Rose Edwards no solo se puede, sino que se debe subir para que cobre vida.

Dos vallas de madera entrelazadas buscan "romper los armarios" y representan un "lugar seguro" para el colectivo LGTBI, se señala.

A esta primera remesa de obras se le unirán tres más en el mes de septiembre, durante la semana de la escultura, y a lo largo del verano la muestra contará con un amplio programa de actividades que incluyen activaciones musicales de algunas de las piezas o una iniciativa que convertirá a los niños en pequeños críticos de arte.