"Casi inevitablemente estarán extintas en los próximos 20 años", dijo a Efe en referencia a estas especies de anuros Graeme Gillespie, director de gestión de ecosistemas del Ministerio del Ambiente del Territorio norte australiano, y uno de los autores de la investigación.
Según el estudio publicado en la revista "Pacific Conservation Biology", unas cuatro especies, entre ellas la rana corroboree meridional y la Baw Baw corren un riesgo de desaparición en veinte años superior al 50 por ciento por el hongo chytridiomycosis.
Este patógeno- que afecta la keratina de la piel de las ranas, esencial para la regulación de la humedad, el intercambio de los gases respiratorios, la inmunidad o la defensa contra depredadores- se reproduce mejor en ambientes húmedos y fríos, como las zonas altas cubiertas de bosques tropicales del estado de Queensland.
Otras cinco especies como la Kroombit se encuentran en riesgo moderado de desaparición, con un 30 a 50 por ciento de probabilidades, por culpa del cambio climático, debido a que el calor tiene impacto en los niveles de la humedad de los hábitat de las ranas.
"El cambio climático también aumenta la frecuencia, extensión e intensidad de los incendios, los cuales han afectado a la mitad de las (26) especies identificadas en años recientes", según un artículo liderado por Gillespie y publicado en la revista "The Conversation", que también apunta como amenazas la pérdida de hábitats o depredadores como los cerdos salvajes y las truchas.
Australia ya ha perdido en los últimos años dos especies de ranas, que se caracterizaban con engullir los huevos fertilizados para después regurgitar a las crías vivas, pero "siempre hay una oportunidad para salvar a las especies de la extinción", expresó Gillespie.
Entre las medidas recomendadas por Gillespie y casi una treintena de académicos, expertos y funcionarios académicos están la creación de refugios naturales y artificiales en los que se reproduzcan mejores condiciones para la supervivencia y reproducción de las ranas, así como la eliminación de los depredadores.
"Si se elimina una amenaza se aumenta la resiliencia frente a otras", subrayó Gillespie, al insistir en la necesidad de proteger el "valor intrínseco" de cada animal para no "disminuir el legado natural de Australia y del planeta a las futuras generaciones".