Rusia aseguró que seguirá suministrando armamento a Siria que no desestabilice la situación en el país, al tiempo que puso en duda que sus armas hayan sido utilizadas para disparar contra los manifestantes.
"Nosotros no estamos infringiendo ninguna obligación internacional. Lo que no está prohibido, está permitido", afirmó Anatoli Antónov, viceministro de Defensa, en rueda de prensa.
Antónov aseguró que la venta de armas a Damasco, uno de los principales clientes de la industria militar rusa, se rige en todos los casos por la legislación rusa y las leyes internacionales.
El viceministro subrayó que Moscú nunca ha vendido al gobierno sirio "armamento ofensivo", es decir que altere el equilibrio de fuerzas en Oriente Medio.
"Siria está satisfecha con la cooperación técnico militar con Rusia. En la actualidad, no hay ninguna restricción a nuestros suministros. Debemos cumplir con nuestras obligaciones y es lo que hacemos", dijo.
Antónov también respondió a las acusaciones que armas rusas como los fusiles Kaláshnikov son utilizadas por las fuerzas de seguridad sirias contra los opositores del país árabe.
"Yo me abstendría de declarar que los manifestantes están siendo asesinados con armas rusas", señaló.
El viceministro recordó que el 90 por ciento de los Kaláshnikov que se utilizan en el mundo son de contrabando y no fueron fabricadas en territorio ruso.
Además, aseguró que Rusia controla en toda momento el destino de las armas que exportan al exterior, incluido Siria.
"Tenemos un acuerdo con Siria sobre el control del armamento ruso que acaba en territorio sirio. Esto está documentado. Más aún, podemos comprobar (el uso de) nuestras armas", dijo.
Según informó la prensa rusa, Moscú suministrará a Siria 36 aviones de instrucción de combate Yak-130 en virtud de un contrato firmado en diciembre pasado.
Este mes Rusia confirmó ya el suministro a Damasco de sistemas móviles lanzamisiles costeros "Bastión" y misiles de crucero antibuque "Yakhont", en virtud de un contrato sellado en 2007.
Tanto Israel como Estados Unidos consideran que esos misiles supersónicos de hasta 300 kilómetros de alcance suponen una amenaza para sus buques anclados en el Mediterráneo.
Rusia aseguró ayer que vetará cualquier resolución que contemple la intervención militar en Siria y demande la renuncia del líder sirio, Bachar al Asad.
El Kremlin, que acusa a Estados Unidos de querer aplicar el guión libio -sanciones internacionales, embargo aéreo, intervención occidental y cambio de régimen- en Siria, ya vetó en octubre junto a China un proyecto europeo de condena a Damasco por la represión violenta de las manifestaciones opositoras.