La manifestación violenta, que tuvo que ser contenida por la Policía Militarizada, sucedió a cinco días de la visita a la ciudad del papa Francisco, quien participará de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
No obstante, el secretario de Seguridad Pública del Estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, afirmó hoy en una rueda de prensa que "la planificación para la visita del Papa está lista".
"Él (el pontífice) tiene un protocolo. Uno sabe lo que va a pasar en la agenda de esta autoridad y el asunto de la manifestación es una cosa diferente, con la Policía Militarizada adaptándose, porque no es una cosa coordinada y no tenemos información de qué y cuándo las cosas van a suceder", apuntó Beltrame.
El rastro de destrucción fue dejado después de que un grupo de algunos cientos de manifestantes que protestaban frente a la casa del gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, se enfrentaron con unos 80 policías que dispersaron el grupo.
La situación llevó a las autoridades gubernamentales y policiales de Río de Janeiro a convocar a una reunión de emergencia en la madrugada y continuar, a primera hora, con el análisis de la situación.
Según el balance policial, por lo menos cinco agencias bancarias, puestos de periódicos, paradas de autobuses, vallas de publicidad y algunas tiendas de ropa fueron destruidos.
El Cuerpo de bomberos tuvo que intervenir para apagar algunos incendios provocados por los vándalos y la Policía utilizó también gases lacrimógenos para dispersar el grupo.
La Policía Militarizada señaló que siete agentes resultaron heridos con pedradas, con una de las policías atacada con una bomba de fabricación casera, pero no se informó de su actual estado de salud.
En total, 16 personas fueron detenidas y llevadas a la Comisaría 14 de Leblón. (EFE)