Pese a los argumentos presentados por el antiguo jefe del partido en la metrópolis de Chongqing, no hay dudas de que la pena de cadena perpetua se dictó conforme a la ley, indicó el tribunal. Bo, de 64 años, comenzará a cumplir su condena y perderá todo su patrimonio. La decisión era esperada por los analistas, pues en raras ocasiones es revocada en China una medida judicial.
Pese a ello, Bo ha querido dejar constancia con su apelación, comentó el profesor de ciencias políticas Zhang Ming. "Para él, se trataba del gesto", señaló a dpa en Pekín. "Lo hizo por quienes lo apoyan. Quería mostrar que hay que luchar hasta el final". En su opinión, a nivel legal su carrera está terminada, pero no así su influencia.
Y, de hecho, este podría no ser el fin. Bo Xilai puede agotar otras instancias, indicó el abogado Li Xiaoling, cercano al dirigente. Pese a ello, la corte de Jinan afirmó hoy que la decisión es definitiva.
Los medios estatales mostraron imágenes de Bo de pie ante el tribunal, esposado.
El thriller político en torno al ambicioso funcionario llevó al Partido Comunista de China a su peor crisis en los últimos años. El dirigente, considerado favorito para ocupar uno de los máximos cargos en la cúpula del poder, fue destituido en marzo de 2012 como jefe de partido de Chongqing -una ciudad de 30 millones de habitantes-. El caso opacó el cambio generacional que se produjo en la cúpula partidaria en noviembre de ese año.
Durante cinco días de juicio, Bo rechazó de forma vehemente las acusaciones de corrupción, malversación y abuso de poder en su contra. Aseguró que jamás usó su posición privilegiada para tratar de ocultar que su esposa, Gu Kailai, había asesinado a un empresario británico amigo de la familia, Neil Heywood.
En la apelación alegó que el fallo de septiembre no era justo porque su primera confesión de los hechos fue escrita bajo presión y porque no pudo interrogar como testigo a su esposa.
Un portavoz señaló que en la corte había hoy más de 100 espectadores, entre ellos periodistas chinos. Los presentes fueron elegidos con precisión y no se permitió la presencia de reporteros extranjeros, al igual que en los días del proceso y el anuncio del veredicto.
Bo era un poderoso dirigente regional de carácter populista, hijo del veterano de la revolución Bo Yibo, quien formó parte del grupo de los "ocho inmortales" del partido. Debido a su política social y sus "campañas rojas" en Chongqing, Bo Xilai era una figura clave del ala más izquierdista del partido y sigue siendo muy popular incluso hoy.
Sus críticos lo acusan en cambio de haber llevado a cabo todo tipo de maniobras para acabar con cualquier tipo de oposición en Chongqing. Estas cuestiones no salieron a la luz en el proceso.
Su esposa Gu Kailai fue condenada a la pena de muerte en suspenso el año pasado tras ser hallada culpable del asesinato de Neil Heywood. Durante el juicio de Bo, Gu declaró en contra de su marido, pero Bo Xilai aseguró que lo hizo solamente para ver reducida su condena, que no sabía nada del asesinato y que fue ella quien recibió el dinero a cambio de prebendas.