En el reporte final sobre Fukushima del Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR, por sus siglas en inglés) se subraya que los niños que fueron evacuados de zonas cercanas a la planta se vieron expuestos a una gran dosis de radiación que podría causarles cáncer de tiroides.
"Si somos honestos, debemos decir que hay posibilidad de que algunos de esos niños hayan recibido unas dosis que son lo suficientemente altas como para que, en algún momento del futuro, puedan desarrollar cáncer de tiroides", indicó el alemán Wolfgang Weiss, coordinador de la investigación de UNSCEAR.
Pero a nivel general, el informe de 300 páginas señala que la rápida evacuación de la región en la que se encuentra la planta fue clave para reducir el impacto. "Sin esa medida la dosis que hubiese recibido la población hubiese sido diez veces mayor", indicó Weiss.
Un total de 80 expertos de 18 países investigaron los riesgos de cáncer de la glándula tiroides, de mama, leucemia y malformaciones fetales como consecuencia del accidente nuclear que se produjo por el terremoto y tsunami de marzo de 2011.
"La gente está preocupada, y con razón, por las posibles consecuencias para ellos y sus hijos", indicó Carl-Magnus Larsson, jefe de UNSCEAR. Pero los datos no permiten suponer que vayan a aumentar los casos de cáncer, añadió, con la excepción del grupo de niños mencionado.
También se encuentran bajo estrecha observación 13 trabajadores de Fukushima que recibieron grandes dosis de radiación.
El informe señala que hasta mediados de 2013 se hicieron pruebas de tiroides a 175,000 niños de la región. En un 40 por ciento de los casos se encontraron quistes, pero la tasa es similar a la de niños de otras zonas, por lo que el resultado no es alarmante. "Esto es una consecuencia de las pruebas intensivas con aparatos ultrasensibles, no de una mayor radiación por el accidente", indica el texto.
Japón tiene previsto vigilar de forma especial la salud de los dos millones de habitantes de la zona en los próximos 30 años.
Los expertos volvieron a destacar que la dosis de radiación fue sólo una fracción de la liberada por el reactor de Chernobil en 1986. También contribuyó a reducir el impacto la prohibición de venta de determinados alimentos pocos días después del accidente. En el caso de Chernobil mucha gente enfermó por el consumo de productos contaminados, como leche.
Los científicos indicaron que los habitantes afectados sufren en Japón secuelas psiquiátricas y sociales, por la evacuación y la estigmatización. Durante la evacuación de la zona murieron unos 50 pacientes de hospitales. Por primera vez los residentes podrán volver ahora a sus pueblos en un cinturón de 20 kilómetros alrededor de la central.
En el informe se analizaron asimismo las consecuencias para la naturaleza en un radio de 100 kilómetros en tierra y 30 kilómetros en el mar. También en este caso el mensaje fue tranquilizador: la contaminación de los peces con radiactividad se limita a la zona alrededor del reactor y no se temen consecuencias para el ecosistema a largo plazo.
Sin embargo, los especialistas subrayan que hacen falta más estudios sobre el efecto del agua subterránea radiactiva que sigue filtrándose al mar. (DPA)