En una rueda de prensa conjunta tras reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, Obama comparó los actuales anhelos de cambio en Oriente Medio con la caída del Muro de Berlín en 1989 y afirmó que "la historia de Polonia demuestra cómo un pueblo orgulloso, decidido y entusiasta puede superar unos desafíos extraordinarios y construir una democracia".
Polonia, con una vibrante economía y a punto de asumir la presidencia rotatoria de la Unión Europea, "es un vivo ejemplo de lo que ocurre cuando un país se toma en serio el proceso de reformas", agregó.
Obama y Tusk abordaron asuntos como la cooperación en materia de energía, la seguridad en el este de Europa y el apoyo a los procesos de democratización en su reunión bilateral, con la que el presidente estadounidense cerraba una gira de seis días por el continente que le ha llevado también a Irlanda, el Reino Unido y Francia.
"La alianza transatlántica sigue siendo una piedra angular" para la seguridad y los intereses de Estados Unidos, defendió Obama, que a lo largo de toda su gira ha querido dar garantías a los aliados europeos de que su interés en Asia no se produce a costa de los lazos con el Viejo Continente.
Durante la reunión de Obama y Tusk, ambos gobiernos cerraron hoy un memorándum de entendimiento bilateral para establecer un destacamento de la Fuerza Aérea estadounidense en el país del Este de Europa, con carácter rotatorio.
Según indicó la Casa Blanca, el destacamento se instalaría en Polonia en 2012, con vistas a facilitar rotaciones regulares de aviones militares estadounidenses - F-16 y Hércules- y el adiestramiento de pilotos polacos para manejar estos aparatos a partir de 2013.
Según Tusk, el destacamento "no será muy grande" pero su mera presencia en Polonia tendrá "un gran simbolismo" acerca de la importancia que Estados Unidos atribuye a la defensa del este europeo.
Las relaciones con Rusia, que ve con recelo el proyecto estadounidense de erigir un sistema de defensa antimisiles en Europa, fueron otro de los asuntos abordados en el encuentro, y Obama reiteró su convencimiento de que ambos países deben colaborar en las áreas de intereses comunes pese a sus diferencias.
Pero dejó claro que Estados Unidos no cejará en su defensa del Este de Europa. La clave de la OTAN, subrayó, es que "nos defendemos los unos a los otros".
Por su parte, Tusk declaró la importancia de que ambos países colaboren en materia energética, en especial en la explotación del yacimiento polaco de gas de esquisto.
La seguridad energética es una de las prioridades de Polonia, país que depende en gran medida de las importaciones de gas y petróleo rusos, por lo que, como reconoció Tusk, "por razones obvias" el gas de esquisto y la energía nuclear fueron temas de conversación centrales en el encuentro que mantuvieron ambos mandatarios.
Ambos mandatarios no olvidaron referirse a Bielorrusia, donde la represión contra opositores y medios de comunicación se ha convertido en un arma habitual en la política del régimen de Alexander Lukashenko.
"No hay futuro para regímenes como el que gobierna Bielorrusia", dijo Tusk, mientras Obama condenaba la "situación inaceptable" en ese país, donde a su juicio es necesario aumentar la presión internacional para que retome la vía democrática.
Antes de su reunión con Tusk, Obama también mantuvo un breve encuentro con el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, y participó en un acto sobre promoción de la democracia en la región, donde estuvo acompañado de representantes de los partidos políticos y algunos de los protagonistas de la transición democrática del país.
Tras la rueda de prensa, y antes de emprender viaje de regreso a Washington, el presidente estadounidense efectuó una breve visita al Monumento a los Héroes del Ghetto de Varsovia y rindió homenaje a las víctimas del accidente del avión presidencial polaco, entre ellas el jefe de Estado Lech Kaczynski, que se estrelló el año pasado en Smolensko (Rusia).