Guterres expresó su más sentido pésame y condolencias a las familias de las víctimas, a la vez que deseó una pronta recuperación a los heridos, señaló en un comunicado su portavoz, Stéphane Dujarric.
El ataque ocurrió el viernes cuando un hombre que usaba un chaleco de explosivos se hizo estallar frente al estadio Abdullahi Isse poco antes de que el primer ministro somalí, Mohamed Hussein Roble, y el presidente de la región de Mudug, Ahmed Abdi Kariye, se reunieran en un mitin de bienvenida.
El evento había congregado a una multitud de residentes y a numerosos miembros de las fuerzas de seguridad.
Entre los muertos del atentado, que se atribuyó el grupo yihadista somalí Al Shabab, figuran tres altos cargos de las Fuerzas Armadas de este país del Cuerno de África y un exalcalde de Galkayo.
El secretario general reiteró "el pleno compromiso de las Naciones Unidas de apoyar al pueblo y al Gobierno de Somalia en su lucha contra el terrorismo, el extremismo violento y el crimen organizado hacia la construcción de un país estable, pacífico y próspero", indicó además el comunicado.
El representante especial de la ONU para Somalia, James Swan, también reprobó el atentado: "Este acto reprobable es un ataque contra toda la gente y los líderes del norte y sur de Galkayo que han trabajado tan duro para mantener la paz allí en los últimos años", subrayó.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.
Al Shabab, organización afiliada desde 2012 a la red terrorista Al Qaeda, controla parte del centro y el sur de ese país africano.