Pese a que el número de detenciones fue superior al de años pasados (373 en 2012), lo destacable es que se redujeron las llamadas a la línea de emergencias policiales (911), según destacó hoy a Efe Bobby Fernández, portavoz de la policía de Miami Beach.
Allí se concentraron el pasado fin de semana decenas de miles de jóvenes, en su mayoría afroamericanos, que desde hace trece años celebran una suerte de festival urbano improvisado que obliga a un gran despliegue policial.
"Las llamadas al 911 son el mejor indicador de cómo se desarrolló el fin de semana", explicó Fernández, quien añadió que en este Memorial Weekend se registró en general un descenso notable de los incidentes graves y los desórdenes públicos.
Fernández explicó que la mayor parte de las detenciones se produjeron por "embriaguez, consumo de drogas, infracciones de tráfico o conducción con una licencia suspendida", al tiempo que "se confiscó un bajo número de pistolas".
Este es el decimotercer año que se celebra esta polémica concentración que surgió de manera espontánea en el año 2000 y, desde entonces, nunca han faltado los conflictos con los residentes de la zona, altercados callejeros, embotellamientos de tráfico, enfrentamientos con la policía e incidentes de toda índole.
En esa popular zona de diversión se desplegó este largo fin de semana pasado un dispositivo de 600 policías, 365 de Miami Beach y el resto procedentes del cuerpo policial del condado de Miami-Dade, estatal y de otras ciudades cercanas.
Hernández dijo que la concentración de este año "fue mucho más tranquila" y que acudieron menos personas que otros años al denominado "Urban Beach Weekend", un festival improvisado donde reinan el hip-hop, los coches "tuneados" cargados de altavoces gigantes y chicas bailando.
Si bien es difícil determinar el número de personas, debido a que "no se trata de un evento con entradas", este año "vinieron muchos menos que el pasado a la playa", pero en ningún caso se puede hablar de 250,000 personas como se lee a veces.
El incidente más sonado ocurrió en el Memorial Weekend de 2011, cuando la policía protagonizó un tiroteo en plena calle contra un afroamericano que conducía sólo y de manera errática. Su automóvil chocó con otros según avanzaba por Collins Avenue, entre ellos con un coche patrulla.
Raymond Herisse, de 22 años, con 0.14 por ciento de alcohol en sangre y un arma en el automóvil -aunque se tardó días en descubrir-, recibió 16 de los más de cien tiros que disparó la policía en cuestión de cinco segundos y que también hirieron a varios transeúntes.
El tiroteo fue grabado en vídeo por varios aficionados, que los colgaron en internet, lo que ayudó a que diera la vuelta al mundo y empeorara aún más la imagen del "Urban Beach Weekend". (EFE)