El "Nyepi" inaugura el nuevo año hindú balinés y es una jornada en la que los fieles rezan y meditan en sus casas o templos desde las seis de la mañana y durante 24 horas.
Los puertos marítimos y el aeropuerto de la isla permanecen cerrados durante todo el día, periodo de tiempo que ofrece habitualmente 167 vuelos, de ellos 54 internacionales.
Quien desee entrar o salir de Bali hoy tendrá que hacerlo por sus propios medios porque "todos los servicios de transporte están parados, por tierra, mar y aire", según avisó el portavoz gubernamental de la isla, Ketut Teneng.
Las ambulancias para casos de urgencias son los únicos vehículos autorizados a circular por las carreteras de la isla.
Las únicas actividades que permanecerán en funcionamiento serán los servicios de emergencia y de seguridad y los radares.
La compañía eléctrica estatal PLN ha estimado que el consumo eléctrico disminuirá alrededor de un 60 por ciento durante el Día del Silencio.
La celebración que los hinduistas llevan a cabo en Bali durante el "Nyepi" se traslada también a los turistas, a quienes se pide que permanezcan en sus hoteles y no acudan a las playas, restaurantes o comercios durante esta jornada.
Los visitantes tampoco podrán disfrutar de la habitual ajetreada vida nocturna de Bali y para asegurarse de que la norma se cumple los hinduistas han dispuesto una policía religiosa (pecalang) que patrulla por las calles para cerciorarse de que no se altera la paz.
El Gobierno balinés ha solicitado a todos los medios de comunicación audiovisuales que detengan sus emisiones durante estas 24 horas.
"El 'Nyepi' nos permite empezar un nuevo día, con una nueva alma, eso es lo que significa para nosotros", explicó a Efe el indonesio Gusti Agung Yoza.
El joven hinduista apuntó que durante el "Nyepi" los devotos deben permanecer "en casa o en el templo meditando. No podemos hablar entre nosotros, pero le hablamos a Dios".
La víspera, los miembros de la comunidad hinduista en Bali, y en otras partes de Indonesia, se prepararon para la jornada de purificación con un desfile de "ogoh ogoh", figuras mitológicas, la mayoría demonios, que quemaron al final del día.
Yoza indicó que la "cremá" de los "ogoh ogoh" es lo que les permite comenzar la "nueva vida" con la que marcan el inicio del año entrante.
Los fieles cargaron sobre sus hombros coloridas estatuas de papel que representaban a diosas, como "Kalika", o diablos, como Ravana, en medio de una procesión en la que participaron bailarinas balinesas e hinduistas vestidos con el "sarong" o falda larga estampada unisex, y en la que se hicieron ofrendas de alimentos.
Los devotos voltearon las figuras y las levantaron de forma evocadora hacia el cielo, entre gritos extasiados de los creyentes y música de gamelán.
La cremación tiene lugar antes del comienzo del "Nyepi" para purificar el ambiente de la contaminación de los espíritus.
El Día del Silencio da pie a la entrada en el nuevo año hinduista, que cae en 1935, según el calendario Saka, que comenzó en el 78 después de Cristo.
Bali es la única isla que profesa mayoritariamente la religión hindú en Indonesia, un país en el que alrededor del 85 por ciento de los 240 millones de habitantes practican el islam.
No obstante, el Día del Silencio se conmemora en toda el país y está declarado una festividad nacional.