La Comisión Europea (CE) anunciará esta misma tarde o a más tardar mañana, si las instituciones financieras internacionales conceden apoyo a Ucrania para comprar gas ruso y se aleja con ello la amenaza de una nueva crisis de suministro, confirmaron fuentes comunitarias.
Las principales organizaciones de crédito, entre ellas el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), analizan en estos momentos las propuestas de reforma del sector del gas que les remitió anoche Ucrania.
Si el planteamiento se ajusta a lo que esperan las instituciones, la Comisión -que ha ejercido de mediadora en las negociaciones- anunciará el plan de financiación y con toda probabilidad una cifra concreta, según las mismas fuentes.
Ucrania había asegurado que precisaba 4.200 millones de dólares para comprar gas ruso antes del invierno y asegurar el bombeo de combustible hacia Europa, una cantidad que las instituciones financieras sospechan que es muy superior a la necesidad real.
Desde Europa, se exigió a Ucrania que permita que una misión comunitaria compruebe los niveles reales de reservas y que avance un plan de reformas concreto de su sector energético antes de recibir ayuda.
La misión de observación llegó mismo a Kiev, pero aún no ha trascendido ningún otro detalle al respecto.
La primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, por su parte, se dirigió anoche a la CE y a las instituciones financieras para concretar los compromisos y el calendario de reforma del sector del gas y según el portavoz de la CE, Mark Gray, los negociadores están "cerca de un acuerdo".
Gray consideró representativo que el FMI anunciase el pasado viernes que concederá a Kiev 3.300 millones de dólares -la tercera entrega de una ayuda de 16.400 millones de dólares acordada a finales de 2008- y consideró que la carta de Timoshenko podría animar a otras instituciones a ofrecer ayuda.
La UE recibe de Rusia el 25 por ciento del gas que consume y, de ese total, el 80 por ciento llega a los Veintisiete paíse europeos a través de territorio ucraniano (el 20 por ciento restante lo hace vía Bielorrusia).
Las tensiones entre Moscú y Kiev han puesto en evidencia en repetidas ocasiones la débil seguridad energética comunitaria, que llegó a traducirse el pasado invierno en cortes del flujo que afectaron a varios estados miembros, sobre todo a Eslovaquia y Bulgaria.