Jodorkovski, un magnate reconvertido en el preso político más famoso de Rusia

Jodorkovski es un "preso político", que fue y es perseguido por motivos que nada tienen que ver con su gestión de Yukos, antaño la principal petrolera del país.

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Mijaíl Borísovich Jodorkovski en 2001.

El encarcelado magnate petrolero Mijaíl Jodorkovski, cuyas intervenciones ante los tribunales son fuente de inspiración para todo aquel que se opone al Kremlin, se ha convertido en el preso político más famoso de Rusia.

"No soy un idealista, pero tengo ideales. Como cualquier otra persona, no quiero vivir ni morir en la cárcel, pero si es necesario, estoy dispuesto. Merece la pena morir por lo que creo", aseguró Jodorkovski en su última intervención esta semana en el segundo juicio abierto en su contra.

Frases como ésta inspiran a activistas y opositores, y han calado hondo en los que se alegraron cuando el empresario, uno de tantos oligarcas que amasó una fortuna en las fraudulentas privatizaciones de finales del siglo XX, fue condenado en 2005 a ocho años de cárcel en Siberia por diversos delitos económicos.

"Le conocí antes de que fuera encarcelado. Ha mejorado mucho en prisión. Otros se hunden. Él ha ganado en autoridad política y moral", señaló Ludmila Alexéyeva, la veterana activista soviética y rusa.

Para Alexéyeva y muchos otros opositores, Jodorkovski es un "preso político", que fue y es perseguido por motivos que nada tienen que ver con su gestión de Yukos, antaño la principal petrolera del país.

"Las autoridades le tienen miedo. Es un demócrata y un líder nato. Sus intervenciones son inspiradoras. Tiene una capacidad innata para expresar su ideario político", señaló la activista.

A falta de líderes carismáticos, Jodorkovski se ha convertido en el líder de opinión de los descontentos con el retroceso de las libertades en los últimos años y el incumplimiento de las promesas de lucha contra la corrupción del presidente, Dmitri Medvédev.

"Siempre he albergado la esperanza de que Rusia se convierta en un país donde prevalezca la ley, donde el apoyo a los partidos de oposición estará por encima de las represiones (...), donde los derechos humanos no dependan del humor del zar", dijo.

Desde que fue enviado a una prisión en la ciudad de Chitá, cerca de la frontera con China, Jodorkovski ha realizado toda clase de declaraciones políticas contra el Kremlin, pero sus intervenciones de las últimas semanas han sido más aceradas si cabe.

"Hay gente que quiere demostrar que está por encima de la ley. Por ahora, han alcanzado lo contrario. Nos han convertido a nosotros, gente corriente, en símbolos de la lucha contra la ilegalidad", proclamó Jodorkovski, de 47 años, cuyas intervenciones han sido secundadas por risas y vítores por los presentes en el tribunal Jamovnícheski de Moscú.

Jodorkovski, que podría ser condenado a varios años de cárcel el próximo 15 de diciembre si el juez le declara culpable de robo de petróleo y lavado de dinero, deseó al juez "valor, pues será una sentencia que pasará a la historia".

"En sus manos hay más de dos destinos. Se decide el destino de cada ciudadano del país. Todos los nombres de los fiscales y jueces pasarán a la historia, como han pasado a la historia los infames juicios soviéticos", dijo.

Y diagnosticó que Rusia es "un país enfermo", cuyo "Estado destruye sus mejores compañías (...), un país que sólo confía en la burocracia y los servicios secretos".

El magnate mantiene que el proceso judicial contra él y su socio Platón Lébedev está motivado por su decisión de financiar a principios de la década pasada a la oposición al Kremlin, tanto a los liberales como a los comunistas.

El ex primer ministro ruso, Mijaíl Kasiánov, que se enfrentó en 2003 al entonces presidente, Vladímir Putin, por el caso Yukos, testificó esta semana por propia iniciativa en el juicio, al igual que el ex ministro de Economía, German Gref, para defender la inocencia de Jodorkovski.

Además, un grupo de escritores de San Petersburgo instaron esta semana al Kremlin en una carta abierta a que deje de "perseguir a Jodorkovski", que debería abandonar la cárcel a mediados del próximo año.

"Un veredicto injusto no sólo supondría un revés para los acusados, sino sería un obstáculo en el camino hacia una sociedad y una economía robustas", reza la carta, que tacha el segundo juicio contra el magnate de "absolutamente ilegal".

El líder histórico de los liberales, Grigori Yavlinski, se sumó hoy a las críticas al asegurar que "el proceso contra Jodorkovski es político" y llamó al juez a abstraerse de las presiones y tomar una decisión "valiente".

Las cancillerías occidentales han intentado mediar en favor de Jodorkovski, pero Putin, ahora primer ministro, ha hecho siempre oídos sordos.

"Yukos es un caso excepcional. Ya lo he dicho muchas veces. Se trata de un caso penal, no sólo un problema de impago de impuestos", señaló, lo que ha llevado al propio Jodorkovski a aventurar que se pasará los próximos años de su vida entre reja

Por Ignacio Ortega