A las diez en punto de la mañana hora local (7:00 GMT), el sonido de las sirenas lo llenó todo, los viandantes que se encontraban en la calle dejaron de andar y se pararon en pie, muchos de ellos cerrando los ojos en un momento de recogimiento y respeto, y quienes conducían pararon sus vehículos allí donde estaban y salieron de ellos para homenajear a las víctimas del genocidio.
En el centro del oeste de Jerusalén había hoy algo más de tráfico y gente que en los días anteriores, por el inicio del levantamiento del confinamiento desde este domingo, pero el movimiento era mucho menor que antes de la pandemia. Los pocos que había en las calles, pararon, los que estaban sentados se pusieron en pie, y mostraron su respeto a los fallecidos.
"Esta es una tradición en nuestro país. Levantarnos y recordar, pensar en todos los que han muerto. Es muy importante para nosotros recordar. Especialmente en días como este. Recordar a todos nuestros muertos", dijo a Efe la jerusalemita Sabina, tras el acto de duelo.
Esta mañana se realizará una ofrenda de flores en el Yad Vashem, el museo del Holocausto de Jerusalén. También habrá un acto en el Parlamento, Knéset, donde cada año se celebra la ceremonia Toda Persona Tiene Un Nombre, en la que se leen nombres de los asesinados. A lo largo y ancho del país se celebrarán otras ceremonias de recuerdo. Pero este año, debido a las medidas de aislamiento para evitar la propagación del coronavirus, muchos de los actos estarán cerrados al público y se celebrarán de forma virtual.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se dirigió en un mensaje a la población, a los supervivientes del Holocausto y, en particular, a las familias de aquellos supervivientes que se encuentran entre los 181 fallecidos en el país por la COVID-19.
"Enfrentamos muchas dificultades en estos tiempos, pero en ninguna medida pueden compararse con la metódica, diabólica extinción de seis millones de judíos", afirmó, y reivindicó la importancia para su pueblo de la soberanía nacional y la capacidad de defenderse.