El pabellón 27 de Auschwitz-Birkenau, un edificio de ladrillos testigo vivo de la dura existencia de los prisioneros del campo, es ahora un espacio minimalista donde fotografías, representaciones y vídeos sirven para "educar y transmitir la conciencia de lo que fue el holocausto", según explicó a la prensa el director del museo del campo de concentración, Piotr Cywinski.
Netanyahu aprovechó su segundo día de visita oficial a Polonia para inaugurar esta exposición permanente en el lugar que sin duda mejor representa "la Shoah", término hebreo para referirse al holocausto.
El campo de concentración ya albergaba una muestra similar desde finales de los años 70, aunque en 2005 el entonces jefe del Gobierno israelí, Ariel Sharon, de visita en Auschwitz, decidió renovar la instalación.
La decisión de Sharon fue recordada por Netanyahu en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro polaco, Donald Tusk, al asegurar que "las víctimas del holocausto no serán olvidadas nunca".
Netanyahu aprovechó esa comparecencia para alertar de un nuevo holocausto, el que según él amenaza con llevar a cabo Irán si finalmente alcanza la "capacidad nuclear".
En este sentido el primer ministro israelí pedía desde Varsovia más presión internacional y militar para impedir que Teherán desarrolle un poder nuclear con el que, dijo, pretende destruir al pueblo judío.
La voluntad de recordar se materializaba hoy en una muestra minimalista formada en su mayoría por imágenes en blanco y negro, con fotografías y bocetos de algunos de los fallecidos y de los supervivientes de Auschwitz-Birkenau, donde se llevó a cabo una despiadada tortura física y espiritual que desembocó en ejecuciones masivas en las conocidas cámaras de gas.
La exposición también incluye un montaje cinematográfico que retrata la vida de los judíos europeos antes del holocausto y una oscura habitación donde la única luz proviene de la proyección de breves vídeos con discursos de Adolf Hitler y sus violentas gesticulaciones en medio de una estética nazi.
"Salimos de una habitación con mucho ruido y entramos en un silencio total, algo que hemos hecho a propósito", explicaba a la prensa el comisario de la exposición, Avner Shalev, en referencia al espacio blanco donde un mapa ampliado de Europa titulado "Geografía de muerte" señala todos los campos de exterminio y los lugares donde se llevaron a cabo asesinatos masivos de judíos.
A apenas unos metros, fotos de cadáveres amontonados y restos humanos se unen a imágenes de los prisioneros hambrientos en una reminiscencia del genocidio al que asistió Europa.
Posiblemente uno de los ejes de esta muestra es el libro donde se recogen los nombres de las víctimas, una enumeración de identidades anónimas que sufrieron en toda Europa el mismo final.
Cuatro años de trabajo han sido necesarios para construir la exposición en colaboración con el instituto Yad Vashem de Israel.
Se considera que la llamada "Solución final" puesta en marcha por el régimen nazi acabó con la vida de alrededor de seis millones de judíos en Europa, de ellos aproximadamente la mitad de origen polaco y algo más de un millón niños.
Auschwitz-Birkenau es el ejemplo más conocido, con más de un millón de personas asesinadas entre estas alambradas, en su mayoría judíos europeos pero también gitanos, sacerdotes católicos, comunistas y miembros de la resistencia polaca. (EFE)