Evacuados de Calgary regresan a sus hogares tras las devastadoras inundaciones

Miles de personas han empezado a regresar hoy a sus hogares en la ciudad de Calgary tras las inundaciones que la semana pasada forzaron a la evacuación de unas 100,000 personas en la capital petrolífera de Canadá y han causado de momento cuatro muertos.

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Alison Redford, la primera ministra de la provincia de Alberta, donde se encuentra Calgary, dijo que las inundaciones han sido las más graves nunca padecidas por el territorio y uno de los desastres naturales más graves en la historia de Canadá.

Redford no ha querido valorar los daños causados por las aguas en la provincia que en los últimos años se ha convertido en el motor económico de Canadá gracias a la explotación de sus vastos recursos petroleros en las arenas bituminosas del norte de Alberta.

Los expertos estiman que las reservas de crudo enterradas en el subsuelo de Alberta son las terceras mayores del mundo, sólo por detrás de las de Arabia Saudí y Venezuela.

Las principales explotaciones petrolíferas se han salvado de la violencia de las lluvias torrenciales y las inundaciones pero varios gasoductos y oleoductos sufrieron daños.

Hoy, las autoridades de la provincia anunciaron que en las últimas horas el número fallecidos se elevó a cuatro después de que los equipos de rescate descubriesen el cuerpo de una anciana en su apartamento en Calgary.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de España emitió un comunicado en el que el Gobierno español "envía sus condolencias a los familiares y allegados de las víctimas, así como a las autoridades canadienses".

En Calgary, una ciudad de 1.1 millones de habitantes que evacuó a casi un 10 % de su población ante la crecida de los río Bow y Elbow que atraviesan la localidad, las autoridades municipales se esforzaban en restaurar la energía eléctrica en el centro de la ciudad.

En total, unas 200,000 personas en toda la provincia fueron evacuadas por las masivas inundaciones que se iniciaron el miércoles con lluvias torrenciales al noroeste de Calgary, en la falda oriental de las Montañas Rocosas.

Las precipitaciones, que empezaron a caer el miércoles y en algunas áreas llegaron a depositar 350 milímetros de agua en 48 horas en suelos saturados o que todavía estaban congelados, obligaron a las autoridades de Alberta a declarar el estado de emergencia en 26 localidades.

Hoy, el alcalde Calgary, Naheed Nenshi, solicitó 1,000 voluntarios para ayudar a volver a parte de los 100,000 residentes que se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Mientras, ya han empezado las tareas de limpieza del centro urbano, donde se concentra la actividad comercial de la ciudad incluidas las oficinas centrales de las principales compañías petrolíferas del país.

El municipio dijo que mañana, algunos edificios del centro de Calgary abrirán sus puertas al público pero las autoridades advirtieron que se necesitará mucho tiempo para que se recupere la normalidad.

Pero la ciudad también dijo que su festival más importante, y una de las mayores atracciones turísticas de Canadá, Stampede, se celebrará como estaba planeado del 5 al 14 de julio a pesar de que sus recintos han quedado devastados por las inundaciones.

Calgary Stampede es un rodeo que se celebra desde finales del siglo XIX y que atrae cada año a cerca de un millón de visitantes.

Lo que si se ha pospuesto es la convención del Partido Conservador del primer ministro Harper y que estaba previsto celebrarse en julio en Calgary.

Con la estabilización de la situación, han empezado a surgir críticas a la actuación de las autoridades, que no avisaron a la población de la posibilidad de rápidas inundaciones.

Hoy se supo que las autoridades han ignorado un informe realizado en 2006, un año después de las que hasta entonces se consideraron las inundaciones más graves en la historia de la provincia, que advertía sobre la posibilidad de que se repitiese el desastre y realizaba 18 recomendaciones.

El informe fue sepultado durante seis años hasta que se dio a conocer en julio de 2012.

Otro aspecto de la tragedia que de momento está enterrado es el posible vínculo entre las inundaciones y el cambio climático.

El Gobierno del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, ha expresado en numerosas ocasiones que la lucha contra el cambio climático no es una prioridad del país y que Canadá no tomará medidas, como ralentizar el desarrollo de sus reservas petrolíferas, que puedan afectar a su crecimiento económico.

Por ejemplo, Harper retiró a Canadá del Protocolo de Kioto para no imponer ninguna limitación a la expansión de la explotación petrolífera en el país, el único país que ha tomado esta medida.

Alberta, que es gobernada desde hace 40 años de forma ininterrumpida por gobiernos conservadores y que es el lugar de residencia de Harper, es la provincia del país que más se opone a medidas contra el cambio climático. (EFE)