"Los principios detrás de estas desinversiones como en AIG o General Motors han sido los de estar comprometidos con una salida tan rápida como sea posible, pero siempre teniendo en cuenta los intereses de los contribuyentes", indicó Carney en su rueda de prensa diaria.
El Tesoro de Estados Unidos anunció anoche la quinta ronda de venta de acciones de AIG desde mayo de 2011 por valor de 18,000 millones de dólares, la mayor por el momento, y que convertirá al Tesoro en accionista minoritario con menos del 20 por ciento de participación en la compañía por primera vez desde su rescate.
Hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos ha reducido su participación progresivamente del 92 por ciento hasta el 53 por ciento, después de que inyectase a través del Tesoro y de la Reserva Federal de Nueva York 182,000 millones de dólares en AIG en septiembre de 2008 para evitar su colapso como parte del Programa de Alivio de Activos Problemáticos (TARP, en inglés).
"Estas acciones, como el rescate de la industria automovilística, demuestran que las decisiones tomadas en un contexto político tenso pero que fueron vistas por el presidente Obama como absolutamente necesarias para asegurar que la economía superase el catastrófico bajón ocurrido cuando tomó posesión (...) evitaron un mayor colapso", agregó Carney.
Hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos ha recuperado cerca de 23,300 millones de dólares de lo invertido.
A media sesión de la jornada en la Bolsa de Wall Street, las acciones de AIG caían hoy un 1 por ciento después del anuncio del Tesoro de Estados Unidos, aunque han recuperado en lo que va de año un 47 por ciento de su valor.