El PIB nipón registró una caída récord del 7.8 % en abril-junio por el virus

La economía japonesa se contrajo entre abril y junio un 7.8 por ciento debido al impacto de la pandemia, lo que supone su mayor caída desde 1955 y el tercer retroceso intertrimestral consecutivo, según informó este lunes el Gobierno.

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Viandantes caminan por las calles de Tokio, Japón.

El producto interior bruto (PIB) de Japón acusó principalmente las restricciones a las actividades económicas aplicadas en esos meses con vistas a frenar la propagación del coronavirus, unidas al desplome de la demanda global.

La tercera economía mundial ya se había contraído un 0,6 % entre enero y marzo debido a los primeros efectos negativos de la pandemia, y un 1,8 % durante el último trimestre de 2019 por la ralentización del consumo doméstico a raíz de una subida impositiva y las tensiones comerciales globales.

El nuevo descenso trimestral, que supera a las previsiones de la mayoría de analistas, ahonda la recesión que atraviesa Japón, y borra gran parte del crecimiento logrado bajo Abenomics, la estrategia económica impulsada por el primer ministro nipón, Shinzo Abe, desde su llegada al cargo en 2012.

La caída supone, además, la más pronunciada desde que el Gobierno comenzó a registrar datos comparables en 1955, y supera holgadamente a la contracción del PIB nipón del 4,8 % en el primer trimestre de 2009 durante la crisis financiera global.

En comparación con el segundo trimestre de 2019, el PIB de Japón retrocedió un 9,9 %, según la primera estimación publicada este lunes por la Oficina del Gabinete del país asiático.

El Ejecutivo nipón confía en una "mejora de la situación" apoyada por la recuperación de la economía doméstica, y prometió hacer "todos los esfuerzos posibles" para recuperar lo antes posible la senda del crecimiento, según dijo al comentar estos datos el ministro de Revitalización Económica, Yasutoshi Nishimura.

El ministro subrayó que el Ejecutivo ha sacado adelante varias partidas presupuestarias de emergencia para apoyar a las empresas y a los consumidores, con las cuales el país "se ha preparado para proteger la economía ante cualquier situación que pueda darse", como un posible repunte de los contagios en Japón o el extranjero.

El acusado descenso del segundo trimestre refleja los efectos del estado de alerta sanitaria declarado en todo el país entre mediados de abril y finales de mayo, una medida excepcional a la que recurrió el Ejecutivo para frenar la pandemia y que supuso en la práctica el cierre o reducción de actividades de numerosos negocios.

Durante ese período, además, las autoridades japonesas recomendaron a los ciudadanos quedarse en casa salvo para desplazamientos esenciales, lo que acarreó un duro golpe al consumo doméstico.

El gasto de los hogares, que representa más de la mitad del PIB del país, se contrajo un 8,2 % entre abril y junio en comparación con el trimestre anterior.

Las exportaciones de bienes y servicios, otro de los pilares de la economía japonesa, se desplomaron por su parte un 18,5 %, en línea con la caída de la demanda global y debido también a las interrupciones en la cadena de suministros provocadas por la pandemia y las medidas para contenerla.

En este apartado también se incluye el gasto de los visitantes extranjeros, que a su vez se ha reducido hasta niveles mínimos debido a las restricciones fronterizas que aplica Japón para evitar la importación de contagios.

La inversión de capital corporativo disminuyó, por su parte, un 1,5 %, en el contexto de incertidumbre que afrontan las empresas japonesas por la coyuntura doméstica y global.

En este escenario, el Banco de Japón prevé que la economía nacional se contraiga un 4,7 % en el ejercicio fiscal en curso, que arrancó el pasado abril y concluirá a finales de marzo de 2021, según sus últimas prospecciones económicas.

Tras publicarse los datos del PIB antes de abrir la Bolsa de Tokio, su principal indicador, el Nikkei, terminó con un descenso del 0,83 %.