El ministro manifestó su preocupación en una reunión con varias autoridades para tratar los preparativos de la visita del pontífice que estaba cerrada para la prensa, aunque sus palabras fueron captadas por cámaras de televisión autorizadas a realizar imágenes.
"Tenemos una serie de complicaciones y preocupaciones. Lo que está ocurriendo (las manifestaciones) puede tener reflejo en la Jornada (Mundial de la Juventud)", afirmó Carvalho, que tiene estatus de ministro, según una transcripción de sus palabras divulgada por diferentes redes de televisión.
"No puede decir que la Jornada ocurrirá en un clima igual al de los días de hoy porque la coyuntura evoluciona tan rápido que no podemos profetizar, pero tenemos que estar preparados en caso de que ocurra con un clima como el generado por las manifestaciones de hoy en el país", afirmó.
El secretario general de la Presidencia afirmó que el Gobierno realizará todo lo posible para garantizar el éxito de la visita que el papa realizará a Río de Janeiro entre el 22 y el 28 de julio.
Carvalho agregó que la propia presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está preocupada con la situación generada por las manifestaciones y que podrá realizar un pronunciamiento sobre el asunto este mismo viernes.
"Dilma (Rousseff) está preocupada. Vamos a convocar a la sociedad brasileña para adoptar medidas de contención. Tenemos que impedir ese tipo de manifestaciones que no le traen nada bueno al país", afirmó el funcionario.
Pese al carácter pacífico de la mayoría de las manifestaciones que se registraron el jueves en cerca de 80 municipios y que congregaron a más de un millón de personas, las protestas en algunas ciudades terminaron con incidentes violentos.
Los conflictos fueron provocados generalmente por el intentos de pequeños grupos de manifestantes de invadir edificaciones públicas como el Congreso Nacional, la sede de la cancillería, la alcaldía de Río de Janeiro y la gobernación de Ceará.
La protesta por mejores servicios públicos que congregó anoche a cerca de 300,000 personas en Río de Janeiro degeneró en graves incidentes que dejaron 62 heridos, 10 detenidos y rastros de destrucción en el centro de la ciudad.
Según Carvalho, el Gobierno festeja movilizaciones que muestran la madurez de la democracia brasileña pero lamenta los actos de vandalismo registrados en algunas de las manifestaciones.
"Ver la Explanada (la planicie de Brasilia enmarcada por las principales edificaciones públicas) de esa forma, ver edificios atacados como el Palacio de Itamaraty (sede de la cancillería) y la Catedral, no podemos aceptarlo", afirmó.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
Pese a que numerosas alcaldías, incluyendo las de Sao Paulo y Río de Janeiro, ya anunciaron la reducción de los pasajes de autobús, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas y las de ayer fueron las más numerosas hasta ahora. (EFE)