"El problema fundamental que se plantea ahora es de qué manera se puede evitar que la economía del país colapse, esta es una preocupación que comparte todo el mundo, incluso los Estados Unidos", dijo Borrell en una conexión telefónica desde Abu Dabi, escala intermedia de su primera gira por el golfo, que comenzó el jueves en Doha y terminó este lunes en Riad.
Una visita centrada en la situación en Afganistán tras la llegada de los talibanes al poder en agosto, las paralizadas negociaciones sobre el pacto nuclear iraní, que coordina Borrell, y el refuerzo de lazos bilaterales con Catar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.
Desde que los talibanes tomaron el poder la UE ha aumentado la ayuda humanitaria de 57 millones de euros a 200 millones de euros y, junto a sus estados miembros, ha comprometido 677 millones. Borrell dijo que ya ha empezado a "fluir" la ayuda y han aterrizado dos aviones en Kabul con normalidad.
Paralelamente, la UE, al igual que gran parte de la comunidad internacional, incluido el FMI y el Banco Mundial, ha congelado activos y la ayuda al desarrollo, por lo que Afganistán se ha quedado "sin liquidez".
"La preocupación que hay es que, si todos hemos cortado a la vez la aportación de fondos y los fondos del Banco Central de Afganistán están congelados en el exterior, haya un colapso de la economía" y "entonces sí que los problemas migratorios se presentarán con mucha gravedad", advirtió.
Por ello, recalcó, "si queremos evitar una oleada migratoria hay que evitar el colapso del país".
Ahora bien, añadió que por el momento no se ha observado una salida masiva de afganos, pero "pudiera ocurrir o ocurrirá con tanta o más probabilidad cuanto más frágil sea económicamente el país".
CÓMO EVITAR EL COLAPSO DEL PAÍS Y UNA OLEADA MIGRATORIA
Lo que está claro, según Borrell, es que la ayuda humanitaria servirá para "aliviar" a la población, pero no resolverá el problema y hará falta "inyectar liquidez" a un país en el que se está produciendo una rápida devaluación de la moneda y alta inflación.
Afganistán es uno de los países más pobres del mundo, con más de un tercio de la población que vive con menos de 2 dólares al día y gran dependencia exterior, según el Banco Mundial.
Con los talibanes gobernando, el problema que se plantea es "cómo y a cambio de qué garantías" ayudar a que la economía no colapse.
Para Borrell es "obvio" que el G20 tratará este problema en su próxima reunión y la UE, por su parte, lo estudiará antes en una reunión extraordinaria de ministros de desarrollo.
DIÁLOGO
Pero esa eventual ayuda dependerá del comportamiento del gobierno talibán que, según Borrell, por el momento no ha pedido ayuda más allá de el reconocimiento, la liberación de activos congelados y el levantamiento de las sanciones de la ONU, y cuyas señales en lo que respecta a la educación de las niñas no son positivas.
Borrell recordó que la UE fijó cinco puntos de referencia para reanudar relaciones con las nuevas autoridades afganas: que el país no sirva de base al terrorismo, que respete los derechos humanos, que el gobierno sea inclusivo y representativo, libre acceso a la ayuda humanitaria y permitir la salida de los afganos en riesgo.
Este enfoque coincide, según Borrell, con lo que Qatar está tratando de hacer para moderar el comportamiento de los talibanes, y por eso Doha pide a Occidente que "no les planteen cosas imposibles" y que les den "tiempo" para que evolucionen "positivamente".
La clave, dicen, está en apoyar a los talibanes del sector que negoció en Doha y que tienen "posiciones más flexibles" que el grupo de Kandahar, que luchó en la guerrilla" y que "bajó de la montaña con la metralleta al hombro".
Catar dice "apoyen ustedes a los más aperturistas para que ganen fuerza porque si gana la otra (fracción) se van a cerrar y el país se va a hundir", dijo Borrell.
LECCIONES
Borrell reflexionó que "llevamos 20 años de ocupación militar y no hemos conseguido que cambien la mentalidad", por lo que se abrió a la posibilidad de "buscar otras formas".
"La gran lección de lo de Afganistán es que las intervenciones militares masivas no han servido para resolver prácticamente ninguno de los conflictos de la posguerra fría (...) ninguna ha servido para hacer evolucionar las sociedades hacia lo que sería un modelo a la occidental", zanjó.