En virtud de la ley marcial estaban prohibidas las manifestaciones y se podían realizar de forma arbitraria detenciones y registros de viviendas.
El líder golpista tailandés, Prayuth Chan-ocha, quien anunció el levantamiento de la ley marcial, también aseguró, sin embargo, que seguirá manteniendo por decreto la seguridad y el orden en el país. No prometió convocar elecciones en un futuro próximo.
Prayuth anunció también un nuevo decreto que permite la continuación de los juicios a opositores ante tribunales militares y la detención de sospechosos durante siete días sin orden de arresto.
El artículo 44 de la Constitución provisional de Tailandia prevé la posibilidad de que se emitan tales decretos, que le dan un amplio poder a Prayuth.
Los anuncios del líder golpista fueron criticados por el defensor de los derechos humanos Nirat Pitakwatchara. En momentos en que el país intenta aplicar reformas y superar las divisiones en el seno de la población, no es oportuno gobernar con tales decretos, opinó Nirat, miembro de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En mayo de 2014, el Ejército tailandés llevó a cabo un golpe de Estado tras varios meses de protestas callejeras contra el gobierno democráticamente elegido. Los manifestantes acusaban al gobierno de corrupción y mala gestión económica.
La sociedad tailandesa está profundamente dividida desde hace muchos años. Grosso modo, el enfrentamiento se da entre las clases acomodadas, que han regido los destinos del país durante décadas, y las masas pobres, que descubrieron su poder en las urnas cuando eligieron hace casi 15 años al populista Thaksin Shinawatra como jefe de gobierno. El golpe de Estado derrocó un gobierno afín a Thaksin. (DPA)