El nuevo pedido de los 737 Max, que solo recientemente ha recibido el visto bueno de los reguladores para volver a operar tras cambios derivados de dos accidentes al poco de ser puesto en servicio, es un espaldarazo para Boeing, que está pasando por una profunda crisis en su segmento de aviación comercial.
La aerolínea se ha comprometido hasta ahora a adquirir 188 aviones 737 Max. Las 25 unidades conocidas hoy se entregarán en 2023, mientras que otros 40 deberían entrar en servicio a lo largo de 2022.
"Mientras planeábamos para el futuro y nos preparábamos para el regreso de la demanda, hemos estado mirando cómo posicionar mejor a nuestra flota de cara a la recuperación y estar listos para responder al deseo de la gente de viajar", explicó en un comunicado el jefe comercial de United, Andrew Nocella.
United fue una de las aerolíneas afectadas por la orden mundial para dejar de operar los Boeing flamantes 737 en 2019, tras sendos accidentes en Etiopía e Indonesia achacados en parte a errores de diseño de los instrumentos del avión.
Esa costosa paralización y rediseño supuso una fuerte crisis financiera y de prestigio para Boeing, que para ese mismo año presentó sus primeras pérdidas anuales en dos décadas.
El último capítulo en los problemas de Boeing se abrió la semana pasada después de que uno de sus Boeing 777 con motores Pratt & Whitney tuviera que aterrizar de emergencia en Denver (Colorado) después de que el motor del ala derecha sufriera daños.
Según un documento interno de la Administración Federal de Aviación (FAA) dado a conocer la semana pasada, Boeing estaba preparando un rediseño de las cubiertas de los motores Pratt & Whitney de sus aviones 777, cuyas operaciones están suspendidas hasta nuevo aviso.