La crisis económica y nuclear arrastran a Japón a un déficit comercial récord

Japón tuvo en la primera mitad del año fiscal un déficit comercial histórico ante la caída de sus exportaciones, en especial por la crisis en la zona del euro, y de unas costosas importaciones de hidrocarburos por el apagón de la mayoría de las centrales nucleares.

En el periodo de abril a septiembre, el déficit comercial de la tercera economía mundial se disparó un 90.1 por ciento interanual y se situó en 3.22 billones de yenes (31,184 millones de euros), el mayor desde 1979, año en el que el Ministerio de Finanzas comenzó a recopilar los resultados de este indicador.

Detrás de este retroceso estuvo la caída de las exportaciones, un pilar que sustenta cerca del 40 por ciento del producto interior bruto (PIB) de Japón y que se ha visto mermado, principalmente, por el descenso de la demanda a raíz de la crisis económica mundial.

Las exportaciones niponas disminuyeron con fuerza sobre todo en Europa, donde se contrajeron un 16.1 por ciento, con importantes pérdidas en países como Reino Unido (-26.3 por ciento), Italia (-31.4 por ciento) o Alemania (-11.7 por ciento), y en sectores tradicionales nipones como los semiconductores, los dispositivos electrónicos o los vehículos.

Así, Japón registró su primer déficit comercial en este periodo con la Unión Europea (UE) al registrar un saldo negativo de 92,100 millones de yenes (890 millones de euros), según los datos preliminares publicados hoy.

En el caso de España, bajo los focos por la crisis de deuda, Japón cerró el semestre fiscal con un déficit comercial de 59,259 millones de yenes (573 millones de euros), resultado de una caída de las exportaciones del 19.3 por ciento y un aumento de las importaciones del 13.7 por ciento.

A este panorama comercial se suma la delicada situación con China, primer socio comercial de Japón, por una disputa territorial que se ha traducido en la peor tensión bilateral en años y se ha reflejado en el descenso en la demanda de productos nipones en el país vecino.

En estos primeros seis meses del ejercicio fiscal, las exportaciones de Japón a la segunda economía mundial se contrajeron un 8.2 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, mientras las importaciones se incrementaron un 2 por ciento, lo que resultó en un déficit de 1.53 billones de yenes (unos 14,800 millones de euros).

La caída fue aún más pronunciada solo en de septiembre, mes en el que el conflicto se agudizó y se produjo una ola de manifestaciones antiniponas en China, con algunos ataques a intereses japoneses en ese país.

Así, solo ese mes las ventas de Japón a China sufrieron un retroceso del 14.1 por ciento, mientras que las importaciones se incrementaron un 3.8 por ciento respecto al mismo mes de 2011.

En el descenso general de las exportaciones niponas ha pesado también la persistente fortaleza del yen, una divisa considerada como refugio en momentos de incertidumbre económica y que, al subir, recorta los beneficios de las empresas niponas en el exterior.

La desaceleración de las exportaciones, unida a un ritmo de producción más débil, ha anclado la recuperación económica de Japón tras el revés que supuso el devastador tsunami y accidente nuclear de marzo de 2011, cuyas consecuencias en el sector energético todavía pasan factura al país.

Así, las importaciones de Japón aumentaron entre abril y septiembre un 2.6 por ciento interanual, hasta 35.38 billones de yenes (342,537 millones de euros), debido en buena parte a un aumento de casi el 10 por ciento en la compra de recursos energéticos a raíz de la crisis nuclear de Fukushima.

El país asiático, que antes del accidente obtenía cerca de un 30 por ciento de su energía de las plantas nucleares, mantiene paralizados 48 de sus 50 reactores atómicos, lo que ha obligado a subir el ritmo de las centrales térmicas, cuyo funcionamiento depende de la combustión de hidrocarburos.

Ello se ha reflejado en una ganancia en las importaciones de petróleo de un 8.3 por ciento en esta primera mitad del año fiscal, mientras que las de gas natural licuado se han disparado un 24.3 por ciento y las de gas licuado del petróleo, un 10.2 por ciento.