El Senado finalizó el trámite parlamentario de esa partida de gastos a corto plazo con su aprobación por una amplia mayoría de 71 votos a favor frente a 19 en contra, aunque todavía falta la firma del presidente de EE.UU., Joe Biden, para hacerla oficial.
La Cámara de Representantes ya le había dado su visto bueno al acuerdo la víspera con 224 votos a favor y 201 en contra.
La resolución de continuidad aprobada extiende el plazo una semana más, hasta el 23 de diciembre, y da algo de tiempo a la negociación de un proyecto de ley, conocido como ómnibus, para financiar el año fiscal 2023, que va desde el 1 de octubre de 2022 al 30 de septiembre del año siguiente.
Desde 1976, cuando se aprobaron nuevas leyes presupuestarias, la Administración estadounidense se ha quedado sin fondos en 20 ocasiones, aunque la mayoría de veces ha sido solo durante un día. El cierre más largo, de 35 días, ocurrió durante la Presidencia del republicano Donald Trump (2017-2021).
Algunos legisladores republicanos han afirmado ya que prefieren seguir posponiendo el debate sobre el nuevo proyecto de ley hasta el próximo año, cuando su grupo recupere en enero el control de la Cámara de Representantes, con la esperanza de que esto les dé mayor poder de negociación para forzar recortes.
"No podemos seguir gastando de la forma en la que los demócratas lo hacen. La solución no está en gastar más dinero, sino en eliminar lo innecesario y en dar prioridad a lo que la población estadounidense quiere", señaló este miércoles el actual líder de la minoría republicana en la Cámara Baja y principal candidato para asumir su presidencia en enero, Kevin McCarthy.
Tras la aprobación en el Senado de la propuesta para extender el presupuesto una semana más, el veterano legislador demócrata Dick Durbin aseguró en un comunicado que "ahora, el Congreso debe ponerse manos a la obra y aprobar una ley para financiar al gobierno la semana que viene".
"No podemos pasarle la pelota al próximo Congreso", aseguró el senador por Illinois.