Una obra de teatro rehabilita la figura de Gorbachov

Una obra de teatro intenta rehabilitar la figura de Mijaíl Gorbachov, amado en Occidente e incomprendido en Rusia. Sus humildes orígenes, su vertiginoso ascenso, su estrepitosa caída en el olvido y, sobre todo, su amor por su esposa, Raísa.

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“Gorbachov fue un líder adelantado a su tiempo. Espero que en algún momento lleguemos a ese idealismo, romanticismo y fe en las relaciones humanas. Ahora los líderes son muy diferentes. Es algo muy triste”, comentó a Efe Yevgueni Mirónov, que interpreta al último dirigente soviético.

Los dos mejores actores teatrales rusos, Mirónov y Chulpán Jamátova (Raísa), protagonizan en solitario una pieza, “Gorbachov”, que se ha convertido en uno de los estrenos más esperados de la temporada.

“Llegado el momento, Gorbachov dijo que no se podía seguir viviendo así (Perestroika), abrió las ventanas (de la URSS), entró la corriente y se lo llevó también a él”, asegura.

DOCUMENTO HISTÓRICO

La obra intenta arrojar luz sobre la figura mundial más influyente “de la segunda mitad del siglo XX”, según su director, el letón Alvis Hermanis.

Para humanizar a "Gorbi" los actores tuvieron que empaparse de libros, cartas y documentales, además de reunirse en varias ocasiones con el propio personaje, quien a sus 89 años apenas sale de casa.

Gorbachov, que se desplaza en silla de ruedas, hizo una excepción, acudió al Teatro de la Nación y al acabar mostró a los actores el pulgar en señal de aprobación.

“Les mostré mi admiración por su talento como actores y por conservar el interés por esa época. He vuelto a vivir muchas cosas, aunque nunca las olvidé”, comentó Gorbachov.

Durante la obra, que ha recibido excelentes críticas, los actores no abandonan en ningún momento el escenario, donde se maquillan a la vista de los espectadores, que pueden ver la evolución de los personajes desde la juventud hasta la vejez.

Pocos saben que ambos abuelos de Gorbachov fueron represaliados, lo que no impidió que estudiara en la más prestigiosa universidad del país. Lo mismo pasó con uno de los abuelos de Raísa, acusado de trostkista.

“Todo esto alimentó a dos figuras que cambiaron el mundo”, señaló Mirónov.

RELACIÓN DE AMOR Y ODIO

Los actores reconocen que su misión es hacer justicia a una figura que sigue siendo vilipendiada por muchos rusos.

“La relación del pueblo ruso con Gorbachov está muy polarizada. Y en la mayoría de los casos no es justa. No les culpo, ya que muchos de ellos sufrieron con la disolución de la Unión Soviética. Pero el sistema se vino abajo antes de que pudiera comenzar a funcionar de nuevo”, argumentó Mirónov.

Recuerda que “gracias a Gorbachov” los rusos viven ahora en libertad.

“El tiempo pedía una persona que iniciara cambios desde el punto de vista humano. Hemos cambiado mucho desde entonces, pero, lamentablemente, pocos lo valoran”, dijo.

Como ejemplo de su grandeza humana, Mironov menciona la reunificación alemana.

“Contra la reunificación estaban los ingleses, los franceses y también EEUU. Desde el punto de vista geopolítico, para ellos era cómodo un país dividido. Pero a Gorbi esto le daba igual. Puede ser que eso le convierta en un mal político, pero para mí es un gran hombre”, afirmó.

Aunque hay momentos cómicos, la historia teatral de los Gorbachov es una tragedia que tiene su cenit en la muerte de Raísa de cáncer (1999).

Jamátova reconoce que ella misma “tenía esa imagen" (negativa) hasta que empezó a leer y después conoció a Gorbachov.

“Era rehén de los prejuicios como muchos otros”, comentó a Efe la actriz que saltó a la fama al interpretar la película “Good bye Lenin” (2003).

Cree que la campaña de propaganda lanzada por sus enemigos fue la que convenció a los rusos de que él era “el único culpable de la caída de la URSS”.

“En el espectáculo llamamos a la gente a revisar su opinión sobre Gorbachov. Conocer más sobre su tiempo, la Perestroika, las esperanzas, las ideas, qué es lo que quería, por qué no salió bien (...), por qué tantos errores”, asegura.

RAÍSA, LA INCOMPRENDIDA

Gorbachov siempre quiso que Jamátova interpretara a su esposa. No sin razón. El parecido de la actriz y Raísa dejó conmocionados a los espectadores.

“El corazón del espectáculo es una historia de amor. El gran público sabe poco sobre la persona más importante para Gorbachov”, comenta el director.

Jamátova defiende la figura de Raísa, considerada fría, distante y arrogante por muchos rusos.

“Ella lo hizo todo bien, fue fiel a si misma, sólo que el país no estaba preparado para ello. Fue la primera mujer de un secretario general que salió en público en su compañía. Antes, Stalin inició la tradición, los dirigentes escondían a sus esposas en algún baúl para que nadie las viera. Su función eran las labores cotidianas, la cocina y los niños”, indica.

Asegura que “nunca fingía” y se esforzó “en mostrar al mundo que la mujer rusa también podía ser elegante, culta y buena conversadora”.

“Y lo logró. Los Gorbachov tenían una relación totalmente diferente. Eran almas gemelas, amantes, personas con los mismos derechos. Raísa no era fría, era muy sensible y solidaria”, dijo.

Recuerda que Raísa fue la primera que se interesó en Rusia por los niños con problemas oncológicos y financió la preparación de especialistas en Occidente, labor a la que Jamátova dedica ahora gran parte de su tiempo.