Así se pronunció este viernes la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza en un comunicado, horas después de que un tribunal de Estados Unidos haya dado la razón a la familia Cassirer, que desde hace años reclama la obra "Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia", que el museo adquirió en 1993 como parte de la colección del barón Thyssen.
El jueves, el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló a favor de la familia Cassirer en el último capítulo del laberinto judicial que desde 2012 enfrenta al museo y los herederos de Lilly Cassirer, que en 1939 se vio obligada a vender el cuadro a un marchante y miembro del partido nazi a cambio de un visado para huir de Alemania y evitar morir en un campos de concentración.
El cuadro en cuestión es "Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia", y tras ser entregado a los nazis, pasó por diversas colecciones hasta que fue adquirido en Estados Unidos en 1976 por el barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza y en 1993 por el Gobierno español como parte de la compra de su colección privada.
Pese a que un juzgado de Estados Unidos se pronunció previamente en contra de la familia, el alto tribunal estadounidense ha dado ahora la razón a los herederos y ordenó reabrir el caso a los tribunales inferiores y que se rijan por la ley californiana, lo que, según los abogados de la familia, ya supone que irá en beneficio de los Cassirer, porque los tribunales estatales así lo dictaron en su momento.
Aunque el caso se reabra y se cambie la legislación, la Fundación Thyssen "está convencida" de que el nuevo fallo confirmará que, de fondo, la norma que rige es la española, y el cuadro es legítimamente del museo, según señala en un comunicado este viernes.
Según la Fundación Thyssen-Bornemisza, el fallo de ayer confirma que la familia Cassier fue compensada económicamente por el Estado alemán en 1958 cuando ellos mismos iniciaron un procedimiento judicial por la "desposesión" del cuadro, y la señora Cassirer recibió entonces el valor de mercado de la obra (120,000 marcos).
Ni el barón Thyssen-Bornemisza ni el Gobierno español cuando adquirió su colección en 1993, tuvieron conocimiento del origen ilícito del cuadro, señala el comunicado.
Además, la legislación española certifica que España habría adquirido la propiedad por prescripción, ya que habría trascurrido más de tres años desde su compra sin saber ese origen ilícito, según la versión de la Fundación.
La primera vez que los herederos de Lilly Cassirer se pusieron en contacto con el museo fue en 2001, 44 años después del acuerdo con el Gobierno alemán, 26 años después de la adquisición del cuadro por parte del Barón y 9 años después de que lo comprara el museo.
El caso pasó por varias instancias judiciales de Estados Unidos desde entonces. Durante este tiempo la comunidad judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España se ha personado como interesado y el Estado español se ha personado en el caso en calidad de "amicus curiae" (tercero ajeno al litigio).
La sentencia previa a la dictada ayer (de agosto de 2020), emitida por el Tribunal de Apelación de EE. UU., rechazaba por unanimidad los argumentos de la familia Cassirer y reconocía a la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza como legítima propietaria del cuadro de Camille Pissarro.