Mexicano Rius cansado de hacer caricaturas políticas

De telefonista en una funeraria, Eduardo del Río, más conocido como Rius, pasó a ser dibujante y de eso al historietista vivo más respetado de México. Hoy asegura estar hastiado de caricaturizar a políticos y gobernantes, actividad que le valió la fama dentro y fuera de su país.

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Imagen tomada del sitio oficial de Rius.

"Yo estoy harto, ‘hasta la madre’ de hacer cartones de estos pillos, no debería uno darles un pedacito de gloria. Que grandes caricaturistas les hagan una caricatura es un honor para estos cabrones", dijo a dpa Rius, de 79 años y quien se disculpa "por su francés", lo que en su tierra significa ser malhablado.

El autor de "Marx para principiantes" y "ABChe" dijo que el cansancio se debe a que después de seis décadas de ridiculizar los desaciertos de la clase política y gobernante mexicana o educar a las masas produciendo libros ilustrados sobre temas muy complejos, según él, "nada en este país ha cambiado".

"En México se ha establecido una norma de gobierno para decir que hay libertad de prensa y alegan para eso el trabajo de los caricaturistas. En realidad no hay libertad de prensa, si la hubiera harían caso de lo que denuncian los periodistas. Al final no pasa nada, los gobernantes no la toman en cuenta para corregir los defectos que se le señalan", opinó el caricaturista, quien es uno de los invitados a la Feria Internacional del Libro de Oaxaca.

Lo peor que Rius vislumbra es que el trabajo del caricaturista y el historietista se ha minimizado "porque cada vez es menos la gente que lee periódicos y la simple publicación de un cartón, de una historieta no cambia nada".

Antes de la entrevista con dpa, Rius habló con un grupo de reporteros que acuden a la Feria de Oaxaca sobre los cerca de 120 libros que creó, "dos por año". Sin excepción, todos habían leído alguno y comprendido mejor temas como el marxismo, la "manipulación" del catolicismo, la Revolución mexicana, comer saludablemente e incluso cómo jugar dominó.

Él reía entre bocanadas de humo de cigarro, mientras explicaba una que otra anécdota referente a cada libro mencionado, como que "Descubriendo a Colón. 500 años fregados pero cristianos", se iba a llamar "Jodidos, pero cristianos", pero debido a que el editor le pareció muy fuerte decidió cambiar el nombre.

Sus títulos son interminables, variados, pero casi siempre vinculados con la izquierda, la política o temas polémicos como el aborto, la religión o los dictadores universales, porque para él "la historieta puede servir para educar, depende de la forma en que se utilice".

"Yo prefiero dedicarme a crear conciencia, más que a insultar a los políticos porque sé que no sirve de nada", indicó. "He tratado de dedicarme a politizar a la gente, sobre todo en libros, un trabajo que puede consultarse después, a diferencia del cartón político que muere el mismo día en que se publican los periódicos".

"Don Eduardo", como también se le conoce en México, posee una vitalidad envidiable, un gran humor y ojos azules. Cuenta que nació "en cama de pobre" en el estado mexicano de Michoacán porque su padre perdió el sustento familiar, una miscelánea apostada en un juego de cartas.

La desgracia no vino sola: la familia paterna les arrebató la casa, así que se mudaron a la capital mexicana, donde Rius creció en las vecindades, el hogar de los menos privilegiados en el país.

Su pensamiento es producto de la pobreza, la "ignominiosa" experiencia del seminario, además de la influencia de amigos como el librero Leopoldo Duarte e inquietos jóvenes entre los que figuraban Carlos Fuentes, José Agustín, Carlos Monsiváis o José Emilio Pacheco.

"Tuve una entrevista con dios y me encargó que volviera ateos a los más que pudiera", bromeó Del Río, cuya carrera como dibujante autodidacta inició en 1955 en la revista "Jaja" y la consagró con 20 años de publicación de la historieta crítica "Los agachados".

Además de ateo, dice ser "muy necio", pues considera que aún "es válido el socialismo y es válido seguir luchando porque los problemas por los que luchaba el socialismo son los mismos de ahora".

"Nadie ha resuelto la pobreza, la falta de justicia o la corrupción, aunque con Stalin el socialismo se corrompió", indicó.

Desde hace tres meses el escritor e ilustrador vegetariano se mudó a Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, con mayoría de población indígena y donde también reside el artista Francisco Toledo. Juntos preparan las ilustraciones de un folleto educativo sobre el agua, recurso que escasea en la localidad.

Así como Toledo, Rius dice que hará lo que pueda por mejorar la vida de los marginados, los oprimidos, ya que está seguro que "la lucha de clases nunca va a desaparecer".