Un gobierno más cercano a la gente, debe ver a la comunicación social como un instrumento necesario y obligado para mejorar la confianza en el propio régimen, ya que es a través de esta política que se generan relaciones bi-direccionales entre gobernantes y gobernados. Por un lado, el gobierno debe informar, comunicar y difundir a la población el ejercicio de gobierno y sus resultados y, al mismo tiempo, debe facilitar e “incitar” a la participación ciudadana (pasar de la comunicación social a la comunicación para lo social), con el objetivo de que el ciudadano conozca lo que sucede en el espacio público; ese lugar que nos debe ser común a todos.
Entonces ¿qué debe considerar una política de comunicación social para que mejore el rendimiento democrático?
Primero.- Definir y materializar la relación que tendrán los poderes públicos, las estructuras gubernamentales y la población. Es decir, los regímenes democráticos deben garantizar el respeto irrestricto a la libertad de expresión y la tolerancia en la confrontación de ideas con diversos sectores de la sociedad.
Segundo.- Privilegiar relaciones éticas, transparentes y cooperativas con los medios de comunicación, reconociéndolos como constructores de la democracia.
Tercero.- Garantizar a la población el derecho a la información pública, es decir, el gobierno debe crear y respetar los marcos normativos para que sean conocidos y aceptados por el ciudadano. Se deben crear instituciones especializadas en este tema, para que cualquier persona tenga la posibilidad de acceder a datos públicos relevantes. Esto le dará al gobernado certidumbre sobre los manejos del dinero público, el ingreso de los funcionarios por concepto de sueldos, prestaciones, jubilaciones y pensiones, las obras y las acciones que emprende el gobierno, etc. En suma, generar la oportunidad de conocer la dinámica y resultados del ejercicio gubernamental.
Cuarto.- Consolidar jurídica, política y socialmente la creación de un Sistema de Información “integral”, que haga realidad el fortalecimiento de los puentes de comunicación que se dan entre gobierno y población.
Quinto.- Los gobiernos deben trabajar aún más para facilitar la re-generación de la educación y la cultura de la democracia, pues esto hará que los habitantes de un Estado y su gobierno reivindiquen y fortalezcan los derechos de los grupos vulnerables.
Sexto.- Garantizar una política de comunicación social de “Doble Sentido”, es decir, el gobierno debe facilitar la participación ciudadana a través de su derecho a expresar críticas y puntos de vista en los medios de comunicación públicos. Con esto, el gobierno obtiene una retroalimentación interna y externa que le favorece para mejorar lo ya hecho y ejecutar lo que haga falta. ¿Gran reto? Desde luego, pero no imposible.
Christián Gutiérrez / Politólogo.