De acuerdo con el investigador, la materia prima es sometida a transformaciones químicas en un reactor y se desarrollan y sintetizan catalizadores que ayudan a hacer esta conversión de lípidos -aceites vegetales o grasas animales- a hidrocarburos que puedan ser útiles como combustibles sintéticos, básicamente bioturbosina y diésel sintético.
La bioturbosina, según algunos estudios de su ciclo de vida, ha demostrado que reduce en un 80 o hasta 85 por ciento las emisiones contaminantes que se generan en comparación con la turbosina tradicional o de origen petrolero, indicó el especialista.
Empezamos a trabajar en este proyecto hace tres años, ya hemos sintetizado varios catalizadores que funcionan a diferentes condiciones de operación, resaltó Chavarría Hernández.
Dijo que “una de las aportaciones de lo que estamos haciendo es que el proceso que se conoce de forma general como hidrotratamiento, y de forma más específica como hidrodesoxigenación, lo estamos haciendo con un menor consumo de hidrógeno, porque este proceso tiene la desventaja de consumir mucho este elemento; nosotros estamos trabajando en unos catalizadores que nos permitan utilizar una menor cantidad.
El rendimiento que hasta el momento han obtenido es que de un kilogramo de materia prima –de un aceite– puede obtenerse aproximadamente un 60 a 70 por ciento de combustible, del cual alrededor de la mitad podría ser bioturbosina y la otra mitad, diésel.
Juan Carlos Chavarría Hernández es ingeniero químico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con estudios de posgrado en la misma institución.
Desde 2011 trabaja en la Unidad de Energía Renovable del CICY, que pertenece al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).