El estudio, dirigido por los expertos José Luis Nieves Aldrey, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), y Enrique Medianero, de la Universidad de Panamá, ha localizado estas especies en las agallas (deformaciones) de seis variedades de árboles del género Quercus (robles) en los bosques panameños.
El tipo de avispas descubierto posee la facultad de inducir agallas en las plantas, dentro de las cuales encuentran cobijo para su desarrollo larvario, nutrición y protección frente a las condiciones climáticas externas y los predadores.
La mayoría de las agallas de hojas en los robles causan poco o ningún daño a la salud del árbol, pero las agallas de ramitas o ramas pueden causar daños o, incluso, la muerte a árboles altamente infectados.
Estas formaciones constituyen también microhabitats de los que dependen, no sólo el insecto huésped, sino multitud de organismos a lo largo de varios niveles tróficos.
Las ocho nuevas variedades pertenecen al género Synergus, del que los investigadores han encontrado otras dos especies que, hasta el momento, sólo se habían registrado en Guatemala y en Nicaragua.
Según el investigador José Luis Nieves, este estudio "pone de manifiesto la sorprendente y rica biodiversidad de las agallas de los bosques montanos de Panamá que, además, es un ecosistema muy amenazado".