El hallazgo se produjo en una finca rural en el occidental departamento (provincia) de Santa Ana, donde también se localizaron otras 20 armas de guerra, que estaban enterradas.
El fiscal general Luis Martínez explicó que las investigaciones preliminares indicaron que las armas halladas fueron comercializadas por el cartel de Los Zetas, originario de México, y considerado uno de los carteles del narcotráfico más criminales del mundo.
El fiscal Martínez afirmó que no se descarta que militares salvadoreños estén involucrados en la posible venta de las armas localizadas.
En anteriores ocasiones se ha negado oficialmente que Los Zetas tengan operatividad en El Salvador. Sin embargo, se ha denunciado su activa presencia en Guatemala y Honduras.