La endocrinóloga pediatra, Zenia Santana Ramírez, refirió que el consumo de carbohidratos debido a la influencia del tipo de comida que trasciende las fronteras, provoca que cada vez los infantes consuman menos frutas y verduras o comidas caseras.
Además, proliferan los dispositivos electrónicos como videojuegos, uso excesivo del celular y las redes, Internet y otros similares, provocan que los niños tengan cada vez más dependencia de ellos, con la consecuente vida sedentaria.
La especialista aseguró que en la actualidad se han presentado una gran cantidad de casos de sobrepeso y obesidad infantil, de la cual derivan otras complicaciones en esa edad, como la diabetes, problema que antes se asociaba con los adultos.
“Hoy en día tenemos más casos de diabetes tipo II, lo cual es alarmante por las complicaciones que genera como presión alta, riesgo de infartos, enfermedades cardiovasculares que pueden provocar una muerte temprana ante el descontrol”, aseguró.
A todo ello se agrega el gusto en los menores por las bebidas azucaradas acompañadas de comida “chatarra”; “por comerlo de vez en cuando no pasa nada, el problema es cuando se abusa, pues todo en exceso es malo”, aseguró.
Además, en las escuelas sólo se imparte educación física dos veces a la semana, lo que propicia que ni en los centros educativos se lleven a cabo prácticas que combatan el sedentarismo entre los menores.
Algunos niños en la actualidad suelen ser más inactivos y con malos hábitos alimenticios, lo que en conjunto permite el desarrollo de la diabetes; además, los avances tecnológicos han propiciado también el avance de juegos electrónicos.
El abuso de estos dispositivos por las horas dedicadas a ellos, provoca la vida sedentaria. Los juegos infantiles del pasado ya no se practican como antes, ahora los jóvenes prefieren permanecer sentados o inactivos ante un aparato electrónico.
Incluso, en el caso de los padres, es más cómodo para ellos darle al niño un aparato “para que se entretenga y que se quede tranquilo un rato, que brindarle la debida atención, o incluso jugar algún deporte con él”.
Consideró que “si no se abusara de estos dispositivos y se utilizaran más para cuestiones de aprendizaje, estimulación o desarrollo cognitivo no fuera tan grave el problema, pero en algunos casos los mismos padres propician la adicción”.
Generalmente, expuso, cuando uno de los padres o ambos son obesos, existe un 80 por ciento de probabilidades de que el niño también desarrolle obesidad debido a los malos hábitos alimenticios que imperan en ese hogar.
“Son factores de influencia que subsisten entre estas familias, hábitos que se van transmitiendo a los hijos y que generalmente son debido al descuido de los padres o a la falta de información nutricional o de las enfermedades que provocan”, anotó.
Si el niño ya tiene un problema de sobrepeso u obesidad, siendo adolescente continuará con el problema, lo mismo que ya en la etapa adulta; “es aquí cuando tienen que ver los buenos hábitos que las familias deben de inculcarles para evitar problemas”.
¿Qué estamos haciendo los que nos dedicamos al área de la salud para combatir este problema?, cuestionó; “los especialistas solemos dar pláticas a los médicos generales, pediatras, realizar congresos o simposios para intercambiar experiencias”.
“Tratamos de crear conciencia acerca de lo peligroso que resulta la obesidad en los niños, que los médicos también adviertan a sus pacientes cuando van a consulta y que también ellos divulguen esta útil información”, agregó.
Un cambio en el estilo de vida, la creación de buenos hábitos alimenticios, no alentar el uso de dispositivos que causan la vida sedentaria, más que lo estrictamente necesario y propiciar el deporte son sólo algunas de las reglas que deberían seguirse.
“Fomentar el ejercicio o actividades físicas entre los pacientes es una obligación que todo profesional de la salud debe aplicar, sólo con este tipo de hábitos lograremos combatir uno de los mayores peligros actuales, como es la obesidad”, resaltó.