Pese a que esta cifra representa una leve mejora de 0.5 puntos porcentuales respecto de la medición anterior, la prevalencia de hambre en la región todavía se encuentra 0.9 puntos porcentuales por encima de los registros de 2019, previos a la pandemia de COVID-19.
Además, el escenario es dispar a nivel subregional. En Sudamérica, el número de personas que padecen hambre se redujo en 3.5 millones entre 2021 y 2022. No obstante, hay 6 millones de personas subalimentadas adicionales en comparación con el escenario anterior al COVID-19.
Por su parte, en Mesoamérica, 9.1 millones de personas padecieron hambre en 2022, lo que significa una prevalencia del 5.1 %. Esta cifra no da cuenta de alguna variación significativa respecto de la medición anterior.
El escenario es distinto en el Caribe. En esta subregión, 7.2 millones de personas experimentaron hambre en 2022, con una prevalencia de 16.3%. En comparación con 2021, este número aumentó en 700,000, y entre 2019 y 2022, el incremento fue de un millón de personas, siendo la prevalencia más alta la de Haití.
"Las cifras de hambre en nuestra región continúan siendo preocupantes. Vemos como cada vez nos alejamos más del cumplimiento de la agenda 2030 y no logramos mejorar aún las cifras previas a la crisis desatada por la pandemia de COVID-19. Nuestra región tiene desafíos persistentes como la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, que han revertido al menos en 13 años el progreso en la lucha contra el hambre. Este escenario nos obliga a trabajar de manera conjunta y actuar cuanto antes", aseguró Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional de FAO para América Latina y el Caribe.
Por su parte, Lola Castro, Directora Regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), aseguró que "es necesario mantener a las personas en el centro del conjunto de soluciones frente a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, particularmente en el contexto actual de emergencia climática. En apoyo a los Gobiernos de la región, estamos promoviendo acciones que protegen a las personas más vulnerables y transforman los sistemas alimentarios, para que sean más resilientes, además de acompañar los esfuerzos a través de políticas públicas holísticas para promover dietas saludables y asequibles".
La inseguridad alimentaria continúa en aumento en la región
El informe también da cuenta que, en 2022, 247.8 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, es decir, se vieron obligados a reducir la calidad o cantidad de la comida que consumieron, o incluso se quedaron sin comida, pasaron hambre y, en el caso más extremo, pasaron días sin comer, poniendo su salud y bienestar en grave riesgo. Esta cifra significa una disminución de 16.5 millones con respecto a 2021.
En Sudamérica, más de un tercio (36.4 %) de la población sufrió de inseguridad alimentaria moderada o grave. En Mesoamérica, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó el 34.5 % en 2022, lo que representó un aumento de 0.4 puntos porcentuales, o 1.3 millones de personas adicionales, en comparación con 2021. En el Caribe, en tanto, durante 2022, el 60.6 % de la población experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave.
El informe de Naciones Unidas da cuenta que las desigualdades que se registran en América Latina y el Caribe tienen un impacto significativo en la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables. La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave continúa afectando más a las mujeres que a los hombres. Aunque la brecha se redujo en la región, todavía es de 9.1 puntos porcentuales, siendo América Latina y el Caribe la región con la mayor brecha en todo el mundo.
"En 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave en las zonas rurales fue 8.3 puntos porcentuales mayor que en las áreas urbanas. Una vez más, son las poblaciones rurales quienes se están quedando atrás, y por eso debemos priorizarlas en nuestros programas y políticas públicas", aseguró Rossana Polastri, Directora Regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA) para América Latina y el Caribe.
La región se enfrenta al desafío de la malnutrición
América Latina y el Caribe enfrenta cada vez con más fuerza el complejo problema de malnutrición que abarca tanto la desnutrición —retraso del crecimiento, emaciación infantil y carencias de vitaminas y minerales— como el sobrepeso y la obesidad.
De acuerdo al informe, la región experimentó un aumento en la prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años entre 2000 y 2022, y en la prevalencia de obesidad en adultos entre 2000 y 2016, superando en ambos casos el promedio mundial.
Entre 2020 y 2022, en el contexto de la pandemia, la prevalencia de sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años aumentó ligeramente del 8.3 % al 8.6 % con un incremento mayor en Sudamérica, un aumento más leve en Mesoamérica y manteniéndose estable en el Caribe. En el año 2022, la prevalencia de sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años fue del 9.7 % en Sudamérica, 6.7 % en Mesoamérica y 6.6 % en el Caribe.
"El sobrepeso y la obesidad son un creciente desafío, responsables de aproximadamente 2.8 millones de muertes" por enfermedades no transmisibles en 2021 en las Américas, afirmó el doctor Jarbas Barbosa, Director de la OPS.
"En los últimos 50 años, las tasas de sobrepeso y obesidad se triplicaron, afectando al 62.5% de la población en la región", agregó y consideró "preocupante" la prevalencia regional de sobrepeso en niños, niñas y adolescentes que se ubica en el 33.6%, mayor al promedio mundial.
"Es urgente avanzar en la transformación de los sistemas alimentarios para garantizar una alimentación saludable para todos".
La obesidad no es el único desafío en esta materia. Algunos países todavía presentan una alta prevalencia de retraso del crecimiento en niños y niñas menores de 5 años. A nivel regional, esta cifra llegó a 11.5 %. Si bien se ha logrado una reducción significativa desde el año 2000, la disminución se ha desacelerado en los últimos años. Entre 2000 y 2012, la prevalencia disminuyó en cerca de 5 puntos porcentuales, mientras que entre 2012 y 2022 la reducción fue de solo 1.2 puntos porcentuales.
"En América Latina y el Caribe, la malnutrición infantil es una problemática que, en sus distintas formas, sigue impactando a la niñez y adolescencia. La desnutrición y el sobrepeso infantil son dos caras de la misma moneda y exigen abordarles de forma integral. El sobrepeso infantil ha incrementado de manera alarmante en las últimas dos décadas, amenazando la salud y el bienestar de la niñez. A su vez, la desnutrición infantil prevalece en la región, afectando mayormente a poblaciones indignas, afrodescendientes y rurales. Desde UNICEF, hacemos un llamado a que los países impulsen políticas de salud pública que protejan el derecho a la nutrición de la niñez, asegurando su acceso a alimentos nutritivos y servicios y prácticas adecuadas", señaló Garry Conille, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
El alto costo de tener una dieta saludable
América Latina y el Caribe tiene el costo más alto de una dieta saludable en todo el mundo. Entre 2020 y 2021, el costo de una dieta saludable aumentó en un 5.3 % en la región, un incremento que se puede explicar por el aumento de la inflación alimentaria impulsado por los confinamientos, las interrupciones en la cadena de suministro mundial y la escasez de recursos humanos que se produjeron durante este período.
De acuerdo al Panorama 2023, el costo promedio de una dieta saludable a nivel mundial es de 3.66 dólares por persona al día. América Latina y el Caribe es la región que presenta el costo más alto de una dieta saludable, alcanzando 4.08 dólares al día. Le siguen Asia, con 3.90 dólares; África con 3.57 dólares; América del Norte y Europa, con 3.22 dólares; y finalmente Oceanía, con 3.20 dólares.
El Panorama regional de seguridad alimentaria y la nutrición 2023 es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).