En la "tierra de la libertad" la alimentación fue considerada durante mucho tiempo un asunto de gustos, pero los vientos ya han cambiado. La falta de ejercicio de gran parte de la población representa una fuerte carga para la mayor economía mundial. Los economistas estiman que la obesidad genera costos anuales de 200.000 millones de dólares para el sistema de salud.
Para los expertos Risa Lavizzo-Mourey, de la fundación RObert Wood Johnson, y Jeffrey Levi, de la organización Trust for America's Health, Estados Unidos está logrando avances. Este dúo lleva más de diez años investigando el problema. "Nuestro primer estudio fue una respuesta pública a una crisis que alcanzó el nivel de epidemia", indicaron.
Entre tanto, las bebidas dulces fueron prohibidas en varias escuelas y en gran parte de los envases se indican las calorías. La iniciativa "Let's Move" de la primera dama, Michelle Obama, busca ayudar a los niños con los problemas de peso. Y recientemente las grandes compañías de bebidas Coca-Cola, Pepsi y Dr.Pepper Snapple prometieron ofrecer refrescos más saludables.
Hay algo que sí mejoró, aseguran los investigadores Lavizzo-Mourey y Levi. "Después de décadas de alarmantes subidas, el informe de este año muestra que la obesidad en niños se estabilizó". Y en adultos pudo frenarse el aumento por primera vez en 30 años, lo que suena alentador.
Si se mira con atención su análisis, se observa de todos modos que la situación sigue siendo crítica. La "comida rápida", habitualmente más barata, sigue siendo parte fundamental del menú de las minorías étnicas y de las familias de ingresos más bajos.
Las compañías de refrescos quieren ayudar a reducir la obesidad de los estadounidenses ofreciendo envases más pequeños. Además, buscan estimular la venta de bebidas bajas en calorías. Las bebidas que no se venden como dietéticas están en "caída libre", explica Michael Jacobson, del Center for Science in the Public Interest, una organización de consumidores de Washington.
"Necesitamos más medidas y más rápidamente", considera Jacobson. Sin embargo, no resulta ser tan fácil. Uno de quienes encabezaron la cruzada contra las calorías fue el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. La ciudad fue la primera en el país que quiso prohibir en 2012 la venta de refrescos en recipientes gigantes por motivos de salud.
"Creo que es la iniciativa más importante que haya tomado una ciudad en la lucha contra la obesidad", dijo Bloomberg en ese entonces. Pero a último minuto el juez neoyorquino Milton Tingling echó por tierra sus intenciones y revocó la medida, por considerarla arbitraria y anticonstitucional.
La American Beverage Asociation representó en ese momento las quejas de la industria. Y esta organización fue la misma que la semana pasada presentó un comunicado titulado "Alianza por una generación más saludable", en la que Coca-Cola, Pepsi y Dr. Pepper Snapple presentaban su "histórica adhesión" a un futuro sin calorías en Estados Unidos. ¿Declaración de intenciones o una simple campaña de relaciones públicas?