Por ello, planteó la necesidad de que el Poder Ejecutivo, a través de la Secretaría de Desarrollo Social en el marco de la Cruzada Nacional contra el Hambre, genere acciones y políticas públicas encaminadas a mejorar la alimentación de niños, niñas y adolescentes.
Pidió observar los principios fundamentales previstos en la Convención de los Derechos del Niño, como son: no discriminación, Interés Superior del Niño, derecho a la vida, supervivencia y desarrollo y respeto a los puntos de vista del infante.
A través de un punto de acuerdo, turnado a la Tercera Comisión de la Comisión Permanente, la legisladora señaló que la mayoría de los casos de desnutrición infantil se localizan en los municipios más pobres del país, donde el riesgo de morir está ligado a la severidad de la desnutrición.
Precisó que mientras en el país el porcentaje de desnutrición crónica es de 12.7 por ciento, en las zonas rurales es de 25.6 por ciento del total de los niños menores de cinco años.
“Una niña o niño mal alimentado o desnutrido tiene más riesgo de morir antes de llegar a la edad escolar; por lo tanto, no debe extrañar que mueran de causas que se hubieran podido evitar”, subrayó.
Además, dijo Juárez Piña, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, 70 de cada 100 hogares en nuestro país revela algún grado de deficiencia alimentaria.
Indicó que el incremento de la pobreza se refleja en la ausencia de una alimentación adecuada y la dificultad de 28 millones de mexicanos para adquirir la canasta básica, lo cual fue el factor que más incidió en el aumento de la pobreza –que llegó a 52 millones– entre 2008 y 2010.
Por ello, recalcó, la solución de fondo al hambre y en particular a la pobreza, es invertir para mejorar la nutrición, salud y educación de la población, pero sobre todo en el desarrollo y generación de fuentes de empleo.
“La erradicación de este flagelo social radica fundamentalmente en modificar las estructuras sociales y adecuar la distribución de la riqueza”, añadió la diputada federal.
Consideró que la pobreza, junto con la alimentación representa un problema multifactorial, por lo que se requieren decisiones de los tres ámbitos de gobierno, así como políticas públicas y programas que combatan el origen estructural de la pobreza extrema y el hambre, sobre todo en los grupos más abandonados.
Juárez Piña enfatizó que la Cruzada Nacional contra el Hambre que el gobierno federal ha implementado es un buen inicio para atacar este flagelo social, pero debe haber en su estructuración una coordinación gubernamental e institucional entre los tres ámbitos de gobierno y con la sociedad.
Asimismo, agregó, “se requiere de un programa sólido cuyo fin sea terminar la escasez y la miseria en que viven millones de mexicanos y mexicanas, pero particularmente los niños, niñas y adolescentes del país”.