Según ese grupo, un total de once civiles perdieron la vida en la provincia de Homs, en el centro del país, mientras que el resto falleció en las zonas de Deir el Zur y Deraa, situadas en el este y sur de Siria, respectivamente, además de en Damasco y en las áreas rurales de su periferia.
Además, cinco personas resultaron heridas por disparos de las fuerzas del orden en la ciudad de Yasem, en Deraa, donde las mezquitas han sido cercadas por policías y matones que han causado un número indeterminado de heridos.
En otra localidad de Deraa, Yabla, y en varios barrios de la capital se vivió la misma situación a la salida de los templos con el objetivo de impedir que las personas fueran a protestar contra el régimen tras la oración.
En los alrededores de Damasco, la localidad de Zamalka se encuentra dividida por barreras de seguridad y hay presencia de francotiradores en las azoteas de los edificios, según los Comités.
Los opositores sirios continúan manifestándose contra el presidente Bachar al Asad como cada viernes en lugares como la ciudad de Hama (centro) y la localidad de Dumair (oeste), donde se escucharon varias explosiones cerca de mezquitas que fueron acompañadas de ráfagas de disparos.
Las nuevas víctimas de la represión en Siria coinciden hoy con el anuncio de la Liga Árabe que dio por finalizado el ultimátum que dieron los ministros árabes de Exteriores a Damasco para aceptar a una misión de observadores que certifique la aplicación de la iniciativa de este organismo para resolver la crisis siria.
Otra portavoz de los Comités, Rafif Yuejati, dijo en declaraciones a Efe que espera que la Liga Árabe adopte sanciones contra el régimen sirio.
"Desde el inicio, nunca pensamos que Siria fuera a aceptar la misión de observadores árabes, por lo que ahora simplemente estamos esperando que la organización panárabe aplique los castigos", subrayó la activista opositora.
Tras la negativa, Siria se enfrenta ahora a posibles sanciones económicas que serán debatidas en los dos próximos días por la Liga Árabe y entre las que está el cese de los vuelos a Siria, de las transacciones al Banco Central Sirio y de los tratos financieros con este país.
Desde que comenzaran las protestas el pasado marzo, más de 3.500 personas han muerto por la represión del régimen de Al Asad, según cifras de Naciones Unidas.