El asunto más urgente es evitar que la Administración se quede sin fondos antes de la medianoche del viernes 3 de diciembre, algo que podría tener un impacto negativo en la economía estadounidense, pero también en la mundial.
Para evitarlo, demócratas y republicanos están negociando para aprobar una ley que permita extender la financiación federal durante unas semanas más.
No existe, sin embargo, un acuerdo sobre cuál debería ser la duración de esa medida: unos legisladores quieren que se aprueben nuevos fondos hasta mediados o finales de enero, pero otros prefieren que se extienda la financiación solo hasta el 17 de diciembre para obligar al Congreso a aprobar un presupuesto final.
Pese a los desacuerdos, ni demócratas ni republicanos quieren repetir el cierre de Gobierno navideño que ocurrió hace tres años durante la Presidencia de Donald Trump (2017-2021).
Ese fue el cierre más largo de la historia de EE.UU. con 35 días, aunque la Administración se ha quedado sin fondos en 20 ocasiones desde 1976, cuando se aprobaron nuevas leyes presupuestarias.
EL TECHO DE ENDEUDAMIENTO
El otro asunto que tiene que resolver el Congreso es el techo de endeudamiento, ya que Estados Unidos podría incurrir en un impago de su deuda nacional el próximo 15 de diciembre, según avisó hace dos semanas la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Los desacuerdos entre demócratas y republicanos ya llevaron a EE.UU. al borde de la suspensión de pagos en octubre, aunque el Congreso finalmente logró suspender el techo de endeudamiento de manera temporal, aplazando este espinoso asunto hasta diciembre.
En ese momento, los republicanos ayudaron a los demócratas a aprobar una ley de 480,000 millones de dólares para que el Gobierno pudiera pagar sus deudas, pero el líder de los conservadores en el Senado, Mitch McConnell, avisó de que esa era una medida excepcional y no volvería a ocurrir.
McConnell quiere que los demócratas aprueben la suspensión del techo de deuda con un mecanismo parlamentario llamado "reconciliación" y que permitiría al partido de Joe Biden aprobar esa medida en solitario en el Senado sin necesitar el voto de ningún conservador.
EL PLAN SOCIAL DE BIDEN
Los demócratas, sin embargo, quieren usar ese mecanismo de "reconciliación" para aprobar en el Senado el gran plan social de Biden bautizado en inglés "Build Back Better" ("Reconstruir mejor"), que ya fue aprobado por la Cámara Baja y que destinaría 1.75 billones de dólares programas dirigidos a menores y ancianos, además de luchar contra la crisis climática.
Demócratas y republicanos tienen 50 escaños en el Senado, aunque el partido de Biden tiene la mayoría porque cuenta con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris.
Sin embargo, no puede permitirse ninguna deserción en su filas, por lo que el liderazgo demócrata tendrá que prestar especial atención a las peticiones de dos senadores centristas: Kyrsten Sinema, de Arizona, y Joe Manchin, de Virginia Occidental, quien se opone a una baja de maternidad pagada y es escéptico sobre algunas medidas contra el cambio climático.
El líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, ha anunciado que quiere aprobar en la Cámara Alta el plan social de Biden antes del 25 de diciembre; pero, si el texto cambia significativamente por las peticiones de Sinema y Manchin, la Cámara Baja tendría que volver a considerarlo.
Por tanto, la aprobación final podría no llegar hasta enero.