A las 9:15 hora local de Nueva York (13:15 GMT), los contratos futuros del WTI para entrega en junio sumaban tres centavos con respecto a la sesión previa del martes, cuando el Texas avanzó un 6.8 %.
El barril de referencia en Estados Unidos subía después del anuncio conjunto de Riad y Moscú, que ha dado tranquilidad a los inversores después de que ambas potencias protagonizaran durante el mes de marzo una guerra de precios sin precedentes que coincidió con la grave caída registrada en la demanda por la pandemia del COVID-19.
En los últimos días el mercado trata de bascular entre el optimismo por los recortes adicionales de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y un repunte en la demanda por las reaperturas económicas con el riesgo de que la vuelta relativa a la normalidad provoque nuevos brotes del virus, como ha ocurrido en Corea del Sur o China.
En este sentido el principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU., Anthony Fauci, compareció ayer de forma telemática en el Senado de Estados Unidos para abordar la reapertura económica y advirtió de que relajar las medidas de confinamiento podría provocar nuevos brotes, sufrimiento innecesario y muerte.
Asimismo, en Estados Unidos los inventarios crecieron en 7.6 millones de barriles la semana pasada hasta un total de más de 526 millones de barriles, un aumento mayor de lo esperado por los analistas, que calculaban un incremento de alrededor de cuatro millones.
Sin embargo, el acopio de crudo en el principal punto de entrega de Estados Unidos, situado en Cushing (Oklahoma), cayó en unos 2.3 millones de barriles.
Se trata de su primera reducción desde febrero después de que en abril se situase a un nivel límite, lo que ha reducido la preocupación en torno a los problemas de almacenaje que provocaron que el mes pasado, por primera vez en la historia, el barril texano cotizase en negativo.