La OCDE constata la mayor inflexión en el ciclo económico de su historia

Los indicadores compuestos avanzados de la OCDE, que anticipan inflexiones en el ciclo económico, sufrieron en marzo el mayor bajón mensual de su serie histórica para la inmensa mayoría de las grandes economías mundiales.

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Foto de familia de una reunión de la OCDE.

Ese bajón se debe al choque causado por la pandemia del COVID-19 y al impacto inmediato que las medidas de confinamiento han tenido para la producción, el consumo y la confianza, explicó este miércoles en un comunicado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Los indicadores, que se basan sobre todo en la medición de la confianza de los consumidores y en las encuestas a las empresas, no sirven para anticipar cuál puede ser la magnitud de la recesión que se espera, envuelta de una "considerable incertidumbre", en primer lugar porque no se sabe cuánto durará el confinamiento.

Estos datos, sin embargo, ponen en evidencia la rapidez del giro con el que las economías han comenzado la actual fase de contracción.

Sobre todo teniendo en cuenta que algunas de ellas -como es el caso de Alemania o Estados Unidos- se encontraban en un estadio de cierta remontada.

El descenso mensual del indicador para el conjunto de la OCDE fue de 80 centésimas hasta 98,8 puntos, es decir, que se queda netamente por debajo del nivel 100 que marca la media de largo plazo.

El retroceso fue particularmente brusco en España (-1,13 puntos a 97,83), dentro de un grupo en el que los indicadores se desplomaron y en el que también están integradas grandes economías como Alemania (-1,93 puntos a 97,47), Reino Unido (-1,84 puntos a 98,23), Canadá (-1,63 puntos a 97,80), Italia (-1,37 puntos a 98,10).

Algo más moderadas fueron las caídas de Estados Unidos (-0,59 puntos a 98,94), Francia (-0,54 puntos a 98,81) o Japón (-0,49 puntos a 98,39).

Por lo que respecta a las grandes economías emergentes, las mayores sacudidas las vivieron Rusia (-1,59 puntos a 97,55) y Brasil (-0,99 puntos a 100,77, todavía por encima de la media de largo plazo).

Por su parte, en China -donde empezó la epidemia del COVID-19 a finales de 2019- la caída se limitó a 0,30 puntos en marzo (a 98,78), aunque ya había tenido una pérdida más importante de 0,33 puntos en febrero que ponía en evidencia el parón de buena parte de su actividad desde comienzos de 2020.

Una de las pocas excepciones al bajón histórico registrado en marzo fue India, cuyo indicador disminuyó únicamente 9 centésimas y se quedó en 99,5 puntos, cerca por tanto del nivel 100 que marca la media de largo plazo.

Uno de los responsables de esa estadística de la OCDE insistió a Efe en que esas bajas no se pueden comparar entre sí y no preludian cuáles serán los retrocesos que experimentará el producto interior bruto (PIB) en cada uno de esos países, sino con qué claridad se manifiesta el cambio de ciclo.

En cualquier caso, destacó que para la mayor parte de los países el de marzo fue el mayor descalabro mensual de la serie histórica, que por ejemplo en el caso de España comienzó en febrero de 1985.

A finales de marzo, la OCDE había calculado que cada mes de confinamiento restaría dos puntos porcentuales al producto interior bruto (PIB) de 2020 y daba por hecha una caída en recesión.

Su economista jefe, Laurence Boone, confirmó este miércoles esa estimación, teniendo en cuenta que la caída de la producción constatada en sus países miembros se sitúa en torno al 25-30 %.

Boone, en una entrevista a la emisora France Inter, subrayó la importancia de los dispositivos de desempleo parcial (los ERTE) que se han puesto en marcha en muchos de esos Estados, aunque suponga un aumento del déficit público y de la deuda, porque "por ahora lo más importante es que la economía pueda arrancar lo más rápido posible".

Al respecto, destacó que en la anterior crisis financiera que se desencadenó en 2008, las políticas de contención del gasto contribuyeron a que la recuperación tardara más.

Igualmente indicó que en la eurozona, la política del Banco Central Europeo (BCE) con sus bajos tipos de interés, permite "por ahora" gestionar la situación de incremento de la deuda.