Correa, quien recibió la secretaría del anfitrión, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, en su discurso de clausura llamó a la unidad regional para enfrentar los problemas comunes.
“Celac es una gran oportunidad y esperanza para tener nuestro propios espacios de procesamiento de conflictos regionales, para que latinoamericanos y caribeños podamos tener un diálogo entre iguales con América del Norte”, dijo.
Con su discurso, ante jefes de Estado y delegados de las 33 naciones miembros de la CELAC, Correa puso fin a dos días de reuniones centradas en definir un plan de acción para combatir la pobreza que afecta al 28 por ciento de la población.
Criticó el neocolonialismo que sobre la región ejerce Estados Unidos y otros países extrarregionales a través de organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Cabría preguntarse también para qué sirve la OEA (Organización de Estados Americanos) si ni siquiera se pronuncia sobre problemas cruciales como el de las Islas Malvinas”, apuntó.
Por ello planteó que “la CELAC debe jugar un rol protagónico en acompañar el proceso de descolonización en la región latinoamericana y caribeña”.
“La CELAC debe ser el actor de referencia en la resolución de conflictos o herencias de vieja data que atañen a los países de la región”, indicó el mandatario ecuatoriano.
Además de aplaudir la propuesta de integrar a Puerto Rico a la CELAC, Correa a nombre de los países del grupo manifestó al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, el apoyo al proceso de paz en la nación sudamericana.
Llamó a crear con países desarrollados como Estados Unidos marcos de relación más justos para reemplazar los tratados de inversión que “nos imponen entregar nuestra soberanía a tribunales de arbitraje del norte”.
“Otra de nuestras principales propuestas es crear centros de arbitraje en nuestra región para evitar ese atentado a nuestras soberanías que constituyen estos tratado de inversión”, advirtió.
Al advertir que el mundo del futuro será de bloques, Correa propuso buscar y mantener relaciones fuertes con socios extrarregionales como China o la Unión Europea, pero también al mismo tiempo robusteciendo la relación Sur-Sur.
“Siempre que sea posible debemos actuar con posiciones comunes para que se escuche nuestra voz. Separados no nos escuchan, unidos somos un grito que escucha todo el planeta”, comentó.